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La puerta que abrió MBI en la querella contra Álvaro Saieh
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Arturo Claro es un hombre de muchos amigos, pero no en el mundo financiero. El ingeniero comercial de la UC (MBA de Columbia) es un representante atípico de este mercado: lleva cerca de 30 años dedicado a este oficio y pocos corredores de bolsa lo conocen bien. Por eso, incluso él ha dicho a personas de su entorno que se considera un “personaje atípico”.
“Arturo aquí trabaja, es un operador de bolsa, que parte el día mirando la pantalla para ver las acciones, y concluye su jornada, con el cierre bursátil”, dice una persona cercana.
Es él quién está detrás del último capítulo del caso Álvaro Saieh / Chapter 11 que tiene a varios representantes de la industria financiera sorprendidos: su empresa, MBI Inversiones, interpuso una querella el pasado 16 de enero en contra del empresario y controlador de CorpGroup Banking (CGB) por vaciamiento de patrimonio, y de “todos aquellos que resulten responsables a título de coautores, cómplices y encubridores”.
“Arturo aquí trabaja, es un operador de bolsa, que parte el día mirando la pantalla para ver las acciones, y concluye su jornada, con el cierre bursátil”, dice una persona cercana.
Es él quién está detrás del último capítulo del caso Álvaro Saieh / Chapter 11 que tiene a varios representantes de la industria financiera sorprendidos: su empresa, MBI Inversiones, interpuso una querella el pasado 16 de enero en contra del empresario y controlador de CorpGroup Banking (CGB) por vaciamiento de patrimonio, y de “todos aquellos que resulten responsables a título de coautores, cómplices y encubridores”.
Germán guerrero (53) integró el comité de acreedores que negoció con el equipo de Saieh el acuerdo
en torno al capítulo 11 del Código de Quiebras de EEUU.
en torno al capítulo 11 del Código de Quiebras de EEUU.
Antes, fue su socio en MBI, Germán Guerrero, quien integró el comité de acreedores representado además por Consorcio, LarrainVial, Compass y Fynsa quien participó en las negociaciones con el equipo de Saieh tras acogerse al Capítulo 11 del Código de Quiebras de EEUU. En total, CGB les debía cerca de US $ 500 millones a los 37 acreedores por un bono que emitió en 2013 y que cayó en default. El proceso terminó con un acuerdo firmado en junio de 2022 y el pacto -que ahora se cuestiona- de no insistir en acciones legales posteriores. ¿Por qué iniciaron la acción legal ahora?
La carta que “abre” la querella
El acuerdo que firmaron los acreedores en junio de este año compromete el pago de US$20 millones por parte de Inversiones GASA (ligada al controlador de Copesa) en un plazo de 15 años; y el pago de US$ 4 millones por parte de Jorge Andrés Saieh (hijo del empresario y director de CGB), en 5 años.
Conocedores de la querella cuentan que otro de los socios de MBI, Jorge del Puerto, presidente de MBI Inversiones, es quien empujó la querella junto a Arturo Claro. Esto, pues el área afectada de la empresa, es la que él lidera, y porque él mismo está entre los que perdieron. Una persona ligada a la demanda explica que mientras se negociaba el Capítulo 11, desde EEUU se envió una carta a los acreedores. En ella debían especificar si renunciaban a las acciones penales futuras.
Y, según revelan a DF MAS, MBI -entre otros bonistas que irán revelándose estos días-, no desistió de esa posibilidad. Y ahora, una vez terminado el proceso de Capítulo 11, analizaron el caso y “abrieron la llave”: cercanos a los querellantes explican que iniciaron la acción judicial porque querían recuperar algo de la pérdida. Y -pese a que la defensa del empresario dice lo contrario-, su versión es que el deal no los inhibe a interponer acciones penales en Chile.
Ya hay varios clientes de MBI que se están incorporando, uno de ellos, Grupo Indumotora, de la familia Avayú, ya lo hizo: reclaman perjuicios por US$ 7,9 millones; MBI por US$ 50 millones. El abogado de los querellantes es Carlos Cortés; el de Saieh, Ricardo Reveco, socio de Carey. ¿Qué va a pasar con LarrainVial? Conocedores adelantan que es probable que también sea parte de los demandantes, mientras que de Consorcio, aún hay dudas.
Y, según revelan a DF MAS, MBI -entre otros bonistas que irán revelándose estos días-, no desistió de esa posibilidad. Y ahora, una vez terminado el proceso de Capítulo 11, analizaron el caso y “abrieron la llave”: cercanos a los querellantes explican que iniciaron la acción judicial porque querían recuperar algo de la pérdida. Y -pese a que la defensa del empresario dice lo contrario-, su versión es que el deal no los inhibe a interponer acciones penales en Chile.
Ya hay varios clientes de MBI que se están incorporando, uno de ellos, Grupo Indumotora, de la familia Avayú, ya lo hizo: reclaman perjuicios por US$ 7,9 millones; MBI por US$ 50 millones. El abogado de los querellantes es Carlos Cortés; el de Saieh, Ricardo Reveco, socio de Carey. ¿Qué va a pasar con LarrainVial? Conocedores adelantan que es probable que también sea parte de los demandantes, mientras que de Consorcio, aún hay dudas.
Los dos dueños
Arturo Claro (56), presidente de MBI corredora de bolsa, está a cargo de la querella contra el fundador de Corpgroup.
Arturo Claro creció en Madrid. Vivió en la ciudad española entre los 5 y los 15 años, y fue justo a esa edad, al volver a Chile, cuando compró sus primeras acciones. Solía acompañar a su abuelo a la Bolsa de Comercio, y así adquirió papeles de CTI y Endesa, relata una persona que conoce su historia. Ganó US $1.000 en aquellas transacciones iniciales. También en esos años solía comprar y vender oro y desde los 15 años trabajó los veranos junto a su padre, Arturo Claro Fernández (murió el 31 de enero de 2022, fue vicepresidente de Santa Rita, firma relacionada a Diario Financiero, y director de empresas del grupo).
Muy cercano a la familia Larraín Cruzat -es amigo, y fue compañero de colegio en Chile y Madrid de Santiago Larraín-, entró a trabajar a LarrainVial tras recibirse en la UC. Cuentan que en esos años aprendió del trabajo y estilo del presidente de la firma, Fernando Larraín, mientras que en sus años en Celfín (llegó a ser socio), tuvo como mentores a Jorge Errázuriz y Juan Andrés Camus.
Cuando Arturo Claro tenía 32 años decidió independizarse. Y le propuso a Germán Guerrero (ingeniero comercial UC, MBA en el MIT) armar una nueva corredora. Este último había desarrollado su carrera en Citicorp-Citibank y fue director de Celfin Gardeweg Corredores de Bolsa S.A. Un amigo recomendó bautizar su emprendimiento como MBI, por “Muy Buenas Inversiones”. Le hicieron caso.
Partieron instalados en una oficina del padre de Guerrero, en la calle Burgos en Las Condes, ofreciendo servicios financieros, distribución de fondos y su capital inicial fue de US$500. Conocedores de la operación de entonces cuentan que al mes las ganancias eran de US$50 mil.
En 2001 crearon la corredora de bolsa (Arturo Claro la preside) e invitaron a Raimundo Valenzuela a unirse. Cada uno aportó US$ 1 millón. Fueron socios por seis meses, hasta que “el Paila” dejó la firma.
Otro hito ocurrió en 2004, cuando invitaron a José Manuel Ugarte, entonces gerente de inversiones de Consorcio, a crear la AGF. Él es socio y director de inversiones de MBI y entre los tres conocían bien el mercado de las acciones locales. Ese mismo año se mudaron a su actual oficina, en el edificio emplazado en Presidente Riesco.
En 2010 entran como socios la economista Karin Küllmer (actual gerenta general de MBI Inversiones), Jorge del Puerto (presidente de MBI Inversiones) y Humberto Muñoz (presidente de MBI Administradora General de Fondos).
Así quedó armada la estructura de MBI: en la corredora los dos controladores son Claro y Guerrero, mientras que en la AGF, están los seis socios como accionistas. En total, en MBI trabajan 120 personas. Claro comanda el buque desde Chile -en lugar de tener oficina privada, se instala en la “mesa” junto al resto del equipo de la corredora-, mientras que Guerrero lo hace desde Londres, donde vive hace dos años. Quienes conocen a esta dupla dicen que Claro es el “intuitivo”, mientras que Guerrero, “el racional”. Que Guerrero es quien se relaciona con los medios (ha dado algunas entrevistas), mientras que Claro suele repetir “yo no existo”.
La Polar y Parisi
Quienes conocen el trabajo de MBI aseguran que una de las características de la empresa es que funciona como “corredora antigua”, con los dos socios muy cercanos a sus clientes -principalmente alto patrimonio y family office- y en contacto directo. Además, se les reconoce el tener el patrimonio 100% invertido en cartera propia: su patrimonio es de unos $ 50 mil millones de pesos. “Es un patrimonio muy grande y poco endeudado. Y eso, en parte, es porque hay dos dueños: las decisiones se toman rápido entre Germán y Arturo”, dice un conocedor.
En el mercado coinciden. Destacan su “muy buen desempeño en acciones chilenas”, pero aseguran que en el ámbito internacional, no han repuntado con el mismo éxito. En cuanto al Asset Management, administran activos por alrededor de US $ 1.000 millones a través de 17 fondos de inversión públicos y 1 fondo mutuo regulados por la CMF. En multifamily supervisan US$ 850 millones.
En el mercado coinciden. Destacan su “muy buen desempeño en acciones chilenas”, pero aseguran que en el ámbito internacional, no han repuntado con el mismo éxito. En cuanto al Asset Management, administran activos por alrededor de US $ 1.000 millones a través de 17 fondos de inversión públicos y 1 fondo mutuo regulados por la CMF. En multifamily supervisan US$ 850 millones.
Quienes conocen a los socios de MBI dicen que más allá de los éxitos, ellos aseguran que en los errores es cuando se aprende. Entre las malas inversiones, suelen repetir el caso de La Polar -perdieron cerca de $ 3 mil millones pero no demandaron- e Itaú. Y en cuanto a sociedades desafortunadas, destacan a Franco Parisi, ex candidato presidencial del Partido de La Gente (PDG), por el negocio que iniciaron en 2019 al adquirir un edificio en La Cisterna, hoy llamado “Inmobiliaria e Inversiones Cerro Colorado SpA”, una filial de MBI que presentó una querella por estafa y lavado de dinero en contra de Parisi -quien tuvo como ayudante en la U. de Chile a Jorge del Puerto, socio de MBI-, su primo Luis Moraga Parisi y el fundador de la inmobiliaria Royal SpA. Mauricio Lizana. Su objetivo es recuperar el llamado “edificio sin ley”.
Otro proyecto que tiene MBI es el de transformación digital, encabezado por Francisco Metrós: la firma delegó a cuatro ingenieros recién salidos de la universidad el plan para atraer a nuevos inversionistas, más jóvenes, y que la plataforma sea más automática y simple.