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Scotiabank busca convertirse en un banco masivo y apuesta por el modelo de neo banco 100% digital
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El 7 de febrero aterrizó en Chile, temprano, Scott Thomson. Llevaba una semana como máximo ejecutivo global del Bank of Nova Scotia, más conocido como Scotiabank, y decidió tomar un avión privado y hacer una gira por Latinoamérica.
Pasó por México, Colombia, Perú y aterrizó ese día en Santiago. Estuvo menos de 12 horas y alcanzó a tener una larga reunión con la primera línea del banco, almorzó en la torre que tienen en Parque Titanium y más tarde se reunió con un grupo de ejecutivos y grabó un programa de entrevistas internas.
Thomson ya había estado en Chile viviendo tres meses el año pasado con su familia, tras un intercambio estudiantil de uno de sus hijos. Aunque su vínculo con el país venía de antes, porque estuvo en la empresa Finning nueve años a cargo de la distribución de equipos y motores Caterpillar para Chile, Bolivia y Argentina, y eso lo hacía viajar varias veces hasta Santiago a supervisar las operaciones.
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Scott Thomson.
Y Chile no es menor para el banco norteamericano: el 34% de la generación de ingresos netos para la Banca Internacional viene del país, detrás viene México (31%), Perú (17%), Centroamérica y El Caribe (16%) y Colombia (2%).
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El banco canadiense, comandado en Chile hace dos años por el argentino Diego Masola, redirigió el foco y eso vino a reforzar Thomson en su visita. Tras concluir la fusión con el BBVA y comprar el 51% de la tarjeta de Cencosud, ahora apuestan fuerte por masificarse como banco. Eso quiere decir que no solo dirigirán su oferta de productos y servicios a clientes de mayor nivel socioeconómico, sino que ampliarán la base.
Según los últimos datos de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), esa estrategia ha empezado a dar frutos. A diciembre del año pasado, registraron colocaciones por $ 33.168 millones, alcanzando una participación de mercado de 14,9%, a menos de dos puntos porcentuales del Banco de Chile que se quedó con el 16,5% del mercado. Eso lo posicionó en el tercer lugar en la banca chilena, excluyendo operaciones internacionales de cada entidad.
Dentro de la estrategia por masificar, han lanzado cuentas a costo cero sin requisitos y la apertura digital de la cuenta en dólares, que luego replicaron otros bancos de la plaza, así como la contratación de seguros 100% online. Además, inventaron las sucursales remotas, que son oficinas donde ejecutivos bancarios hacen todos los trámites que un cliente necesite de forma personalizada y sin ir a un lugar físico.
Eso ha repercutido en el número de sucursales. Si en diciembre de 2018 -previo al estallido social y pandemia- sumaban 175 oficinas y 6.526 trabajadores, a diciembre del año pasado tenían 109 oficinas y 5.558 empleados.
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Para reforzar el área digital en el banco pusieron a cargo al ejecutivo colombiano Daniel Puerta, que viene de Latam, donde modernizó buena parte de los procesos internos de la aerolínea y de cara a los clientes. Primero fue director de esta área, pero luego ascendió hasta vicepresidente senior de retail digital.
Con él trabajan una serie de expertos que, en resumidas cuentas, quitan papeles y procesos engorrosos a las operaciones. Se le ha visto por los pasillos preguntando qué están haciendo en una impresora y cómo eso se puede digitalizar. Han inventado soluciones con inteligencia artificial para evitar que haya autorizaciones realizadas por un humano en un computador, sino que todo sea automático. Por ejemplo, si antes un abogado tenía que revisar una escritura, ahora un robot lo hace en menos de 10 segundos.
El efecto Nu Bank, la fintech brasileña, es usado como ejemplo de hacia dónde quiere ir el banco. Y lo han manifestado internamente.
En Canadá compraron Tangerine a principios de la década pasada y lo han transformado en el banco digital más grande de ese país, teniendo depósitos por US$ 4 billones, según la última conferencia con inversionistas del banco.
Mientras que en Chile, una especie de laboratorio para todos los nuevos lanzamientos, tienen planificado estrenar su propia red de adquirencia. Para eso ya comenzaron los trámites para inscribir la sociedad de apoyo al giro en la CMF. No hay fecha clara para cuándo saldrán al mercado, pero sí quieren tener todo listo para competirle a las redes que ya tienen el BCI, Santander y BancoEstado. Además, tras aprobar vender su porcentaje en Transbank, será un nuevo competidor de ese mercado.
De hecho, en el país se inventó una Fábrica Digital que ahora se exportó a la operación en Colombia, donde trabajan más de mil personas.
Diego Masola.
En cuanto a los ruidos políticos de Chile, Masola ha sido pragmático. Viene de Argentina, ha dicho, donde su paso por el Scotiabank comenzó justo en 2001 cuando fue el “corralito” y el presidente Fernando de la Rúa tuvo que abandonar la Casa Rosada en un helicóptero. Hay que saber afrontar todos los gobiernos que vengan, se le escuchó decir en un encuentro con clientes en Viña del Mar el año pasado en pleno debate constitucional. Esas salidas a terreno fuera de Santiago las ha repetido también a Concepción y Puerto Varas, aunque cada cierto tiempo llevan a clientes de alto patrimonio a almorzar al banco.
“Yo insisto que Chile -porque viví en siete países- es lejos el mejor país para vivir en resiliencia económica, y cuenta con la capacidad de la democracia para ejecutarse. Desde octubre de 2019 todo se hizo dentro de un esquema democrático y eso es lo que hace que las empresas sigan invirtiendo acá”, dijo en una entrevista a DF el año pasado.
Que sean masivos no quiere decir que se despreocupen de los clientes de alto patrimonio. En 2021 lanzaron el área de Wealth Management, donde pusieron a cargo al ejecutivo Ignacio Ruiz-Tagle, ex Credicorp y Corpbanca. La grúa ha levantado a varios ejecutivos de otros bancos de inversión, como LarrainVial.
The Bank of Nova Scotia aumentó de 83% a 99,8% su participación en Scotiabank Chile el año pasado. Eso, gracias a que compraron todas las acciones que tenía el Grupo Said en el banco en una operación que supone poco más de US$ 1.000 millones, los cuales serían canjeados en efectivo y acciones de la matriz del banco en Canadá.
De hecho, Said el año pasado armó las sociedades Idelpa Canadá y Caburgua Canadá, emulando a las sociedades en las cuales invierte en Chile. En Idepla declaró en enero un capital de 55 millones de dólares canadienses (unos US$ 40 millones) y en Caburgua otros 221 millones de dólares canadienses (US$ 162 millones). Así, tiene cerca del 0,6% de la propiedad del banco, convirtiéndose en el principal accionista individual y no institucional en la malla societaria. La idea, dicen en el entorno del empresario, es superar el 1% de la propiedad.
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Salvador Said vive en Miami, aunque entre el 15 y el 30 de cada mes está en Chile para asistir a los directorios tanto del banco como de Parque Arauco donde es presidente. Ya no va al banco todos los días como antes, como cuando era el presidente del BBVA y tenía oficina a un costado del CEO en la torre del Parque Titanium.
De hecho, en una reciente junta extraordinaria el banco decidió bajar su número de directores de 13 a ocho. Como los canadienses ya tienen el control casi absoluto de la empresa, no es necesario contar con tantos representantes en la mesa.
Del grupo Said está además de Salvador, su primo Gonzalo Said Handal. El resto lo componen Emilio Deik, Raquel Costa, Karen Ergas, Fernanda Vicente, Francisco Matte y Thayde Olarte, quien justamente en 2016 asumió la vicepresidencia de Alianzas Fintech, Innovación y Banca Digital en Toronto, función desde la cual estableció la visión, estrategia y planificación del programa fintech de Scotiabank.
Fuentes del mercado dicen que Said seguirá como presidente del banco en Chile, pero que eso no sería para siempre.
La contrademanda del banco contra el sindicato
Una carta a Toronto con destino a Scott Thomson envió uno de los sindicatos del Scotiabank, y que principalmente incluye a ex trabajadores del Banco del Desarrollo presidido por Gloria Soto, entidad que el banco canadiense compró en 2007 para crecer en el país.
En la misiva explicaban el conflicto judicial que los enfrenta en tribunales laborales por el no pago de un bono que se heredó del Banco del Desarrollo.
La disputa ha sido intensa y aunque ha habido momentos de acercamiento entre las partes, no han logrado llegar a acuerdo. Un tribunal laboral condenó al banco a pagar a 650 empleados dicho bono, reajustado.
El problema ahora se ha suscitado en el monto de ese reajuste. Mientras el sindicato dice que la cifra podría llegar a los $ 24 mil millones, el banco cree que estaría en torno a $ 3 mil millones. La disputa ha subido de tono luego que el sindicato pidiera embargar las acciones que tiene Scotiabank en Transbank, a lo que el banco respondió en duros términos diciendo que son solo maniobras distractivas.
Pero esa no es la única disputa en tribunales. En 2020, el Banco contrademandó a la directiva del Sindicato acusándolos de “abuso del derecho” en su pretensión de cobrar una cifra reajustada con un 63% de ganancias.
El año pasado el tribunal civil avanzó en esa gestión y pidió que el sindicato mostrara decenas de documentos que daban cuenta de su dinámica interna, su contabilidad y toma de decisiones.
El 16 de enero de este año el sindicato fue al Tribunal Constitucional alegando que dicho juicio afectaba su libertad sindical. El TC acogió a trámite el 8 de febrero dicho requerimiento y congeló el juicio civil a la espera de una decisión.
El golpe fue recibido por el banco y diversas fuentes aseguran que ahora podrían sentarse a negociar. El banco quiere pagar, ha dicho, pero un valor razonable. El sindicato ha amenazado que va perseguir el cobro de los $ 24 mil millones.