Fue un negocio redondo. Más que redondo. En 2009, un grupo de 31 inversionistas apostó US$ 15 millones en un fondo de inversión que tendría como único objetivo buscar proyectos mineros en fase exploratoria, de alto riesgo, y si lograban encontrar buenos minerales, venderlos. 

El “palo al gato” lo dieron en 2010, cuando uno de los mismos aportantes del fondo compró en US$ 152 millones uno de los seis activos del fondo. La rentabilidad fue de 10 veces lo invertido inicialmente. Negocio redondo en menos de un año y medio. 

El fondo en cuestión era Minería Activa Uno, el principal aportante era Mediterráneo, de la familia Piñera Morel, y el comprador fue Duero, el family office de la familia de Carlos Alberto Délano, además de la familia Garcés Silva. Lo que se vendía: unas prospecciones en Coquimbo, que más tarde se convertirían en el controvertido proyecto Dominga. 

11 años después el negocio sigue rondando a todos los involucrados, y desde el domingo pasado, cuando el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) reveló los denominados Pandora Papers, que en Chile incluyó a Ciper y LaBot (ver recu), puso de nuevo sobre la palestra los términos de la transacción: la última parte del deal, por US$ 10 millones, se pagaría si es que la zona aledaña a Dominga no era declarada protegida ambientalmente antes de diciembre de 2011 por el gobierno de Sebastián Piñera.

El mismo domingo se activaron las alarmas, aunque ya sabían que algo venía. Semanas antes fue contactada la Presidencia con un cuestionario de preguntas en inglés de una periodista del ICIJ, las que más tarde fueron derivadas a Nicolás Noguera, gerente de Inversiones de Odisea, la continuadora de Bancard, el family office de los Piñera Morel. 

Además, el viernes, el Ministerio Público anunció que abrirá una investigación penal contra el Presidente Piñera por eventual soborno, cohecho y delitos tributarios en la venta de la minera.

Los otros ganadores 

En documentos revelados por la misma investigación y en otro reportaje de Radio Bio Bio de 2017 es posible llegar a los nombres de los aportantes del fondo. Casi todos están vinculados a LarrainVial, gestora de inversiones que creó Activa, el brazo de capital de riesgo, y que hoy sigue vigente en diversas exploraciones mineras -entre ellas la Minera Pampa Camarones, en Arica-; pero además la unidad se amplió hacia deuda privada y créditos automotrices. 

Del fondo Uno que Minería Activa levantó en abril de 2009 el principal aportante era Mediterráneo, con el 33,33% de las acciones serie A; seguido de Duero, representado por Pablo Délano Méndez, hijo de Carlos Alberto (fundador de Penta), con el 22,73%. Chacabuco S.A. es el tercer mayor aportante. Esta firma es controlada por la familia Larraín, los dueños de LarrainVial. El representante y director del fondo era Aníbal Larrain Cruzat. Tenían el 15,15% de las serie A del fondo Minería Activa Uno. 

Los nombres vinculados a LarrainVial seguían. Leonidas Vial, a través de Inversiones Saint Thomas, ostentaba el 4,02%. La familia Garcés Silva, a través de Inversiones Newlake, tenía el 4,55% de las cuotas. 

El resto de los nombres de los aportantes también son conocidos en el mercado financiero. Manuel Bulnes, entonces socio de la gestora; Patricio Prieto; Alejandro Saval, de la familia dueña del laboratorio que lleva su apellido; Santiago Valdés, entonces asesor cercano a Piñera (hoy socio de Endurance Investment); Andrés Trivelli, gerente general de la corredora de bolsa de LarrainVial; Felipe Errázuriz y José Antonio Jiménez (ambos de LarrainVial también), Juan Paulo Bambach, socio de PPU Abogados y Andrés Susaeta (socio de Minería Activa).

El reparto de los US$ 152 millones fue así: US$ 15 millones se devolvieron a los 31 aportantes que habían desembolsado dinero para las primeras prospecciones. Otros US$ 30 millones se lo llevaron los gestores del proyecto, quienes tenían acciones serie B del fondo: Activa S.A (LarrainVial ) y los socios mineros, que también eran socios en la serie A del fondo. El abogado Juan Paulo Bambach, el geólogo y descubridor de Dominga, Iván Garrido, y el ingeniero Andrés Susaeta.

Iván Garrido.

El resto, los US$ 107 millones, se repartió entre los aportantes, como dividendo. Es decir, Mediterráneo, obtuvo del orden de US$ 30 millones por la venta. Sin embargo, la última cuota que ha estado en cuestionamiento hoy, fue por US$ 10 millones, la que se repartió en las mismas proporciones. US$ 3 millones se fueron a los desarrolladores del proyecto y el resto de acuerdo a los porcentajes en las series. Es decir, el family de los Piñera obtuvo del orden de US$ 2 millones por haberse cumplido la cláusula final del acuerdo. 

Una fuente que defiende el actuar del family office lo dice así: “El acuerdo se cerró una semana antes que sacaran a los mineros del norte, ¿tu crees que Piñera, que dejó de mirar sus negocios en 2009, iba a estar preocupado por este último pago de US$ 2 millones, que además era de los hijos?”. 

Cuando los Délano y Garcés compraron el proyecto había una estimación de sacar 200 toneladas de minerales como hierro y cobre. Hoy esa estimación está en 2.000 toneladas.

Además, el mismo acuerdo permitía que quienes quisieran reinvertir sus ganancias en seguir en el fondo, lo hicieran. Uno de los que aceptó quedarse dentro del fondo fue Nicolás Noguera, a través de su sociedad Asesorías Larraín y Noguera Limitada, aunque finalmente también terminó saliendo por completo a mediados de la década pasada. 

¿Por qué lo compraron las familias Délano y Garcés y no un inversionista internacional? Fuentes cercanas dicen que ambos aportantes del fondo vieron un negocio de largo plazo y con excelentes proyecciones para crecer. Eso, a pesar de que Credit Suisse y JP Morgan habían iniciado un proceso de buscar un comprador en Chile y el mundo. 

Aunque el dolor de cabeza para los también dueños de Penta ha sido inmenso, están convencidos, cuentan en su entorno, de que es un buen negocio. A pesar de la fuerte oposición de organizaciones ambientales y de políticos, la empresa, hoy comandada por Pedro Ducci, yerno de Délano, ha seguido invirtiendo en prospecciones del orden de US$ 200 millones, las que han dado buenos resultados. En septiembre, la Corte de Apelaciones de La Serena les entregó 600 hectáreas para explorar en la zona.

Si cuando compraron el proyecto en los US$ 152 millones había una estimación de sacar 200 toneladas de minerales como hierro y cobre, actualmente el proyecto tiene una estimación de producción en su vida útil de 2.000 toneladas, por lo que incluso han seguido pidiendo concesiones mineras en la zona. Lo que sigue pendiente, claro, es poder construirlo. 

Inversiones Odisea: su foco en venture y la salida de Noguera

Inversiones Odisea, la continuadora de Bancard, es propiedad de los cuatro Piñera Morel: Sebastián, Cristóbal, Cecilia y Magdalena, donde concentran todas sus apuestas en el extranjero en diversos instrumentos financieros. El detalle de sus inversiones es un misterio, pero de las que son públicas está la peruana Exalmar y la Bolsa de Comercio de Colombia.

Además, dicen fuentes conocedoras, el fondo, gestionado por Nicolás Noguera, ha apostado por startups fuera de Chile, aunque el detalle de las mismas han preferido mantenerlo en reserva para no afectar a las empresas. 

Actualmente el consejo superior de Odisea está integrado por Ignacio Guerrero, Fernando Barros -abogado de confianza de Piñera-, Ricardo Levy -yerno del Presidente- y Sebastián, Cristóbal y Magdalena Piñera Morel. 

Mientras que los ejecutivos principales que trabajan con Noguera son Pedro Escobari, a cargo de inversiones; Jorge Ramírez es CFO, además de Juan Guillermo Agüero Ureta y Francisco Oteíza, como gestores de inversiones. 

Los fideicomisos de la familia presidencial, en tanto, están en la sociedad Santa Cecilia y entregados a BTG Pactual, Altis y Moneda, los que a diciembre de 2020 informaron un acumulado de $ 425.535 millones. 

Mientras los fideicomisos terminan el próximo año, quien también está preparando nuevos rumbos es Noguera, quien tal como lo adelantó DF MAS, tras 20 años ligado a las inversiones de la familia Piñera Morel se retirará, después de que el único jefe de toda su vida laboral abandone La Moneda.

Así, en junio de 2022 está estipulado que deje Odisea, fecha en la cual esperan tener designado a su reemplazo, que ya están buscando. Lo que sí se sabe es que Sebastián Piñera Morel tomará un rol relevante en la gestión del patrimonio familiar y será un presidente ejecutivo. 

Mientras se concreta la movida, Noguera ya inició su emprendimiento: ha levantado cuatro fondos de inversión en GSI Capital, su propia gestora que fundó con Fernando Ovalle. Dos fondos de compra de estaciones de servicio, uno de los cuales ya está invertido completamente y en el segundo están en pleno proceso de compra de activos.

También tienen un fondo de bodegas en alianza con Moneda; un cuarto fondo de compra de terrenos para arrendarlos a largo plazo para desarrollos de proyectos de energía renovable no convencional, específicamente eólicos y solares.