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Un día en Fantasilandia con las medidas anti Covid

Un día en Fantasilandia con las medidas anti Covid

El parque de diversiones abrió sus puertas en noviembre y desde entonces ha tenido éxito de ventas. Sin embargo, todavía el aforo es limitado. Y si bien existe incertidumbre con respecto al futuro, desde la compañía son optimistas: apuntan al 2022 como el año de la recuperación.

Por: Mateo Navas | Publicado: Domingo 10 de enero de 2021 a las 04:00
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El día comienza temprano en Fantasilandia. Sus puertas se abren oficialmente al mediodía, pero cientos de adolescentes esperan en la esquina de Beauchef con avenida Tupper desde las 10 de la mañana porque saben que los dejarán entrar antes. A medida que pasan los minutos, la expectación se termina y la fila de jóvenes se va reduciendo.

El reloj marca las 10:30, es miércoles 6 de enero y Fantasilandia, el parque de diversiones más importante de Chile —con 40 juegos, siete hectáreas y 42 años de historia— lleva un poco más de dos meses abierto. Un grupo de amigos, todos con una polera que muestra la frase “chao cuarto medio”, se sacan fotos en el frontis del lugar, lleno de trabajadores con mascarillas y botellas de alcohol gel en sus manos. El calor, eso sí, no da tregua. Los termómetros marcan 29 grados.

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La entrada es fácil y rápida, ya que no hay venta de tickets por boletería. “Todo online”, dicen los guardias. Además, existen estrictas medidas sanitarias. Los asistentes, antes de ingresar, se detienen frente a un televisor que indica su temperatura. La mía, al menos, está bien: 36,1°. “Pase”, me dice un trabajador. Luego, detector de metales y alcohol gel. Una vez realizada la aduana sanitaria, Fantasilandia se pone a disposición de los visitantes.

Muchos grupos cantan y saltan al entrar al lugar. Otros corren a sus atracciones favoritas para evitar la fila. Los motores de las montañas rusas se prenden para tener todo listo antes de que lleguen los jóvenes.

Xtreme Fall es la primera parada. Un juego de 50 metros de altura, con una panorámica de la capital y que juega con los sentimientos de los usuarios, ya que no saben en qué momento la máquina decidirá bajar. De un momento a otro ocurre y todos se arrepienten. Cinco segundos de violenta caída equivalente a un edificio de 15 pisos. Es el shock de adrenalina necesario para comenzar la diversión total.

No ha sido un buen año para Fantasilandia. Desde el estallido social de octubre de 2019 experimentaron una caída en las ventas, especialmente por las cancelaciones de las fiestas de fin de año de las empresas. Pero ese escenario, no sería nada con lo que vendría después.

“Nos vemos en dos semanas”, le dijo Cristián Ivovich, gerente comercial de Fantasilandia, a sus colegas la tarde del 15 de marzo de 2020. “Pero terminaron siendo siete meses y medio”, cuenta el ejecutivo, sentado en una banca al lado de Raptor, una montaña rusa invertida de 620 metros de longitud, 38 de alto y una velocidad de 80 km/h.

Con el tiempo, eso sí, Ivovich se dio cuenta que la cuarentena iba para largo. Fue ahí cuando tuvieron que tomar una decisión. “Pasamos a la Ley de Protección al Empleo al 95% de los colaboradores y el resto que seguimos tuvimos que aceptar reducciones de sueldo”, afirma el gerente comercial, quien añade que ningún trabajador fue despedido producto de la pandemia.

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 “Nos pegó muy duro porque nos fuimos a facturación cero, que es algo súper extremo. A diferencia de los hoteles —que fueron residencias sanitarias— y los restoranes, que tuvieron delivery, nosotros no percibimos ningún ingreso. Y cuando la facturación es cero, es muy difícil seguir operando. Esas fueron las condiciones en las cuales trabajamos”, enfatiza.

Pero el 31 de octubre de 2020 abrieron las puertas nuevamente. Comenzaron con una marcha blanca con familiares y amigos, después invitaron a los clientes frecuentes y luego, cuando el parque estaba listo, lo abrieron a público general. Actualmente Fantasilandia está vendiendo todas las entradas disponibles, aproximadamente 3.500 diariamente, las cuales representan el 25% del aforo total del lugar.

“La demanda existe y estamos felices de poder hacerlo, pero lo malo es que necesitamos un flujo de gente determinado para hacer que el negocio sea rentable”, indica Ivovich, quien agrega que “gran parte de la rentabilidad la estamos perdiendo porque no tenemos la capacidad de agregar volumen de gente al parque”.

Son las 12:30 de la tarde y todas las montañas rusas del parque están activas, llenas de sonidos envolventes que buscan atraer a los jóvenes que no pudieron visitar el parque por casi ocho meses. La mayoría, aturdidos de dónde ir, se deciden por las más cercanas a la entrada.

“De repente vienen grupos de amigos que no respetan las medidas. Vemos que en las filas la gente se pega mucho o se aburren de usar mascarilla. Entonces tenemos un grupo de 15 personas que dan vuelta por el parque para revisar todo”, cuenta el gerente comercial mientras ve atentamente la fila de uno de los juegos del parque.

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Según el protocolo sanitario del recinto, todos los juegos deben ser con mascarilla. Incluso, hay algunos como el Tsunami —una cascada de agua que desliza a un bote de 18 personas— que obliga a los participantes a tener una de repuesto. Si no tienen, los trabajadores del parque lo dicen simple: “Acá las vendemos a $ 500 y afuera hay una señora que las tiene a $ 300”. Revenge, eso sí, es la afortunada. Es la única máquina de todo el parque que permite que los asistentes no ocupen sus mascarillas, ya que son módulos familiares que no tienen contacto con otras personas.

Cuando el reloj marca las 13:00 el parque ya está casi con el aforo completo, sin embargo, ninguna fila para las montañas rusas tardan más de diez minutos. “Las personas nos han dicho incluso que subamos las entradas y que mantengamos el aforo limitado”, dice Ivovich.

Luego de recorrer el parque es tiempo de la segunda parada: el Tren Minero, atracción que llegó el 2015 y que emula una de las máquinas ícono de Disney World. Logra ascender a 14 metros de altura y tiene casi un kilómetro de longitud. Y si bien no tiene el shock adrenalínico de Xtreme Fall, consigue algo clave: diversión.

Los trabajadores del parque no son tradicionales. Algunos usan shorts y otros mascarillas con diseño. La mayoría pasa la mayor parte del tiempo en terreno y una vez que toca cerrar el parque, a las 19:00, se paran en la entrada y se despiden de la gente.

Saben que el año pasado fue duro y están preparados para un 2021 similar, ya que, afirman, la incertidumbre es muy alta. “Estas circunstancias nos obligan a ir definiendo día a día. ¿Qué pasa si vendo las entradas de la próxima semana y a la jornada siguiente anuncian un cierre de la Región Metropolitana? La pandemia nos ha obligado a otras lógicas y dinámicas que no teníamos antes, como la reserva de entradas”, cuenta Ivovich.

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Por ahora buscarán abrir la mayor parte de los días disponibles y esperan que en las próximas semanas la comuna de Santiago pase a Fase 3 para reactivar los fines de semana. Mientras tanto, juegan sus fichas en el próximo año.

“A la gente le gusta entretenerse. Es algo que planifican y no dejan de hacer, como los viajes. Puede que no lo hagan este verano, pero el siguiente sí. En ese contexto nosotros vemos al 2022 como el año de la reactivación, porque la gente va a venir. (Y en 2021), mientras estemos limitados en el aforo nuestro negocio no va a funcionar tan bien como venía funcionando, porque tendríamos un tope de ingresos y el margen sería pequeño”, concluye el gerente comercial.

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Los ejecutivos de Fantasilandia saben que sus dependencias en el Parque O’Higgins tienen sus días contados. Si bien el límite era el 2022, lograron obtener una prórroga de cinco años del consejo de la municipalidad de Santiago.

Es por eso que hace más de seis años compraron un terreno (seis veces más grande que el actual) en San Bernardo. El proyecto está armado y avanzado, y actualmente se encuentra en el Servicio de Evaluación Ambiental.

El nuevo paño, que albergará todas las máquinas de Fantasilandia (y otras nuevas) también tendrá un parque acuático.

Eso sí, no existen detalles de cuándo podrá abrir. “Es un hecho de que nos vamos a ir, pero todavía no sabemos nada, menos con el año que acabamos de tener”, cuenta el gerente comercial de la firma.

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