Cultura
Economía circular y sostenibilidad: los conceptos clave de la nueva moda
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En abril el desierto de Atacama fue escenario de un evento que ocupó las páginas de varios medios: el Atacama Fashion Week 2024. Organizado por el proyecto Desierto Vestido junto a Fashion Revolution Brasil y la agencia brasileña Artplan, el desfile buscó concientizar sobre el lado oscuro de esta industria. Lo que más llamó la atención de esta acción fue que dejó en evidencia el gran vertedero textil que hay en el desierto de Atacama, que año a año recibe miles de toneladas de ropa usada. Allí, en medio de ese paraje, modelos desfilaron usando prendas creadas a partir de esos mismos desechos.
Pero ¿qué hacer para cambiar la forma de relacionarnos con el vestir y lograr un impacto? Dos conceptos cruciales son la economía circular y la sostenibilidad. En pocas palabras, la economía circular es reutilizar prendas existentes para crear nuevos productos, ya sea restaurándolos o transformándolos en algo de mayor valor. Y esto implica acciones desde dos lados: la industria y los consumidores.
La periodista Sofía Calvo (@sofcalvo), consultora en sostenibilidad y fundadora de Quinta Trends, explica que estos conceptos son clave, no sólo por la crisis medioambiental sino también por los nuevos marcos regulatorios que se observan a nivel internacional. “Nos obligan a repensar la industria y en cómo deberíamos cambiar este paradigma. Que la ropa deje de ser mirada como desechable y que se vea como lo que es: un bien de consumo necesario para protegernos, una poderosa herramienta de comunicación”, reflexiona.
Calvo enfatiza en la necesidad de hablar de sostenibilidad y no sustentabilidad. “Primero porque en español estas palabras no son sinónimos”, dice. La sustentabilidad relacionada con la moda sólo habla de los impactos medioambientales de esta industria, en cambio la sostenibilidad incluye también temas como el impacto social, económico y la relación con la comunidad, entre otros.
Dos diseñadoras chilenas que marcan la diferencia
Un caso interesante es MO Studio (@mostore), la marca que Magdalena Olazábal creó hace 27 años. “Priorizamos las prácticas responsables y sustentables dentro de nuestro negocio, así como también en la elección de nuestras materias primas y procesos, impulsando la circularidad”, explica Olazábal.
Otro ejemplo es la reconocida diseñadora chilena Karyn Coo (@karyncoo), quien tiene su tienda desde el año 2012 y que este año abrió la línea “Second Hand”, un marketplace para que sus clientas puedan vender prendas de la marca de segunda mano. Karyn explica que esta tienda online nació por “las nuevas necesidades que van desarrollándose y el compromiso que tenemos como marca para ir dejando una mínima huella de impacto posible en nuestro planeta”.
Otras iniciativas para lograr una industria sostenible
Existen otras iniciativas para lograr llegar a ser una marca más responsable y que se encamina a la sostenibilidad, que ambas tiendas han llevado a cabo. Karyn cuenta que hace tres años están mitigando su huella de carbono, midiendo y cuantificando las emisiones de Co2 para compensar de diferentes maneras a través de una empresa intermediaria. “También muchos de nuestros textiles son rescatados, trabajamos con fibras recicladas y con empresas que están alineadas con nuestra misma visión ecológica”, explica la diseñadora. Además, tienen varios productos que producen sólo con “pre-order”, para evitar sobre stock.
En el caso de MO Studio, desde el año 2021 miden el impacto ambiental. “Nuestra producción es responsable de 6 toneladas de C02. Estamos continuamente buscando formas de disminuir nuestra huella de carbono como una prioridad”, explica Magdalena. Este año invirtieron en un proyecto de compensación climática en India, donde el objetivo es recoger y utilizar eficazmente los recursos de biomasa residual disponibles y no utilizados para la generación efectiva de electricidad para el consumo interno. El proyecto es una planta de cogeneración basada en cáscara de arroz de 2,50 MW de potencia, que genera electricidad y vapor y que, por lo tanto, desplaza la energía suministrada por la red india.
“Reconocemos que la compensación no es la única solución para alcanzar el equilibrio, pero creemos que es un buen punto de partida. Actualmente estamos investigando en esquemas más apropiados de producción. Queremos vivir en un mundo donde compremos sólo lo que necesitamos, donde compremos conscientemente”, reflexiona Magdalena.
Además, Sofía Calvo explica que no basta con que haya un cambio en la industria, sino también desde los consumidores. “En definitiva hay que empezar a pensar que transitar hacia un consumo más consciente y responsable no supone no comprar cosas nuevas ni descartar el clóset que tenemos por uno por atributos sostenibles. Es más bien empezar a usar lo que ya se tiene, abrir nuestro clóset y ordenarlo, ser creativo en cuanto a las combinaciones, aprender a cuidar nuestra ropa, reparar y entender la reparación como un acto revolucionario”, dice la periodista.
Magdalena agrega que es clave ser consciente de cada decisión de consumo que uno tiene. “Es el punto de partida en todos los aspectos de la vida y hay que dejar de pensar que un pequeño cambio no aporta o no mueve la aguja. Si todos hacemos un pequeño aporte, hacemos el cambio”.