Cultura
La nueva Casa Museo de Artesanías de Chile
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El 12 de noviembre del año pasado se abrieron las puertas de la Casa Velasco -que antiguamente fue sede de la presidencia del Senado y del Tribunal Constitucional– para hacer la primera versión de La Casa Artesana.
La feria de artesanía tradicional organizada por la Fundación Artesanías de Chile fue un éxito total. “Lo que no se conoce, no se valora”, dice Claudia Hurtado, directora ejecutiva de la fundación desde 2018. El haber recibido más de 2.500 visitantes en tres días fue el cierre perfecto para un año marcado por el crecimiento, a pesar de la pandemia.
La historia de la fundación en la Casa Velasco empezó el 2016, cuando se trasladó junto a otras dos organizaciones a este espacio. Tres años después se quedaron solos y surgió la idea de convertir la casona en un museo. Parte de la puesta en valor de esta construcción, que tiene casi 300 años de historia, fue la restauración de la fachada de la casona, junto al Grupo Praedio y María Jesús Guridi.
La idea era conservar y resaltar sus atributos arquitectónicos, porque es una edificación que llama la atención en el barrio. “La casa siempre ha tenido mucho atractivo”, cuenta Claudia Hurtado. “La gente pasa y toca el timbre porque la quiere conocer, pero muchos piensan que está abandonada”.
Uno de los primeros pasos en este proceso fue un mural en el muro medianero, que se le encargó al artista Javier Barriga -conocido por los murales realistas que ha hecho en Santiago- y que honra a la mujer artesana, ya que el 80% de los artesanos de la red de la fundación son mujeres que viven en zonas rurales. En la pintura se puede ver a la textilera de la región del Maule, Fresia Gangas.
“El impacto para el barrio ha sido muy significativo”, cuenta Hurtado, quien asegura que de a poco las personas han ido entendiendo que estos espacios no son para rayarlos, sino para admirarlos. La realización del mural y de La Casa Artesana, son los dos hitos que preceden a la apertura oficial de la Casa Museo, porque en marzo se convertirá en un espacio abierto a todo el público, dedicado a la artesanía tradicional.
La idea es que todos los visitantes puedan conocer la colección patrimonial de artesanía de la fundación, tomar talleres de artesanías tradicionales y que también sea un espacio de encuentro entre pares para los artesanos.
“Queremos que la artesanía, recogiendo este espíritu de lo hecho a mano, de la sensibilidad, pueda transmitirse también en este espacio. Que las personas puedan ir, sentarse, trabajar, que realmente sea un museo vivo, donde se pueda sentir ese vínculo con la artesanía y también con nuestra historia”, dice Claudia Hurtado, quien en marzo terminará su periodo como directora ejecutiva de la Fundación.
“Yo considero que si los museos no tienen este vínculo más contemporáneo, más actual, terminan siendo espacios bastante muertos. El vivirlo, experimentarlo, hace la diferencia. Sobre todo con la artesanía, que es algo bastante cotidiano”.
Nuevos modelos
Claudia Hurtado cuenta también que en estos cuatro años han pensado mucho en nuevos modelos de negocios para la fundación, que se financia a través de la subvención presidencial, el Ministerio de las Culturas, un convenio con el Ministerio del Trabajo (que les permite capacitar a 200 artesanos en los territorios) y los márgenes de ganancias de las siete tiendas de Artesanías de Chile.
Durante la pandemia y con todos los locales cerrados decidieron enfocarse en fórmulas para generar más recursos. “Partimos presentando programas de fomento productivo en ocho regiones, propuestas con beneficios para los artesanos de esas regiones, lo que en muchos casos significó incorporar a nuevos exponentes”. Este esfuerzo permitió que el fondo de compra creciera de 240 millones -que era el que existía en 2018- a más de mil millones de pesos.
“Sabemos que si hay una buena gestión vamos a lograr lo que queremos, que es ser eficientes y dar futuro. Por un lado, está el rol social de la fundación, pero también tiene que funcionar de forma comercial”, dice Hurtado.
La directora ejecutiva de la Fundación, explica que “desde el mundo de la artesanía el trabajo colaborativo entre las instituciones, la sociedad civil y las empresas es tremendamente importante. La causa común hace la fuerza, tenemos que unirnos. Y creo que vamos bien encaminados con eso”.
Además de este nuevo modelo de fomento productivo en regiones y la apertura de la Casa Museo, remodelaron su icónica tienda del Centro Cultural La Moneda. Hoy el espacio se vive como un recorrido por Chile a través de su artesanía. Así, se puede conocer desde la textilería aymara hasta la riquísima cestería en fibras vegetales, que se complementa con la enseñanza de todo el proceso productivo.
Durante el 2022 van a reinaugurar su espacio en el aeropuerto de Santiago, a lanzar nuevas colecciones de trabajo con diseño, probablemente abran un nuevo espacio en MUT, el Mercado Urbano de Tobalaba, y proyectan crear su propia editorial.
“Creo que estamos en un muy buen momento, lo hecho a mano se está valorando, versus lo que está hecho de manera industrial. Porque el valor de lo artesanal es que es algo que fue hecho por una persona que ha trabajado, que tiene su identidad, que le ha puesto su amor, su energía, su historia. Y yo creo que eso es tremendamente importante para seguir adelante”, concluye.