Cultura
La reinvención de la interiorista María Teresa Cerveró
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Desde su departamento en Santa Teresa, María Teresa Cerveró confiesa sentirse libre, renovada y más creativa que nunca con el cierre de su emblemática tienda, esa que por más de 30 años ocupó la esquina de Alonso de Córdova con Nueva Costanera y a la que llegó cuando el barrio era completamente residencial.
“En esa época (principios de los años ‘90) estaba de moda Isidora Goyenechea con El Bosque, pero yo me paseaba por allá y sentía que no era lo que yo quería. ‘¿Qué es lo que quieres?’, me preguntaban. Yo les respondía que no sabía, pero que sabía que no era eso”, cuenta la interiorista.
Un día, camino a buscar a su hija al colegio, “apurada y agotada”, paró en el semáforo de Alonso de Córdova con Nueva Costanera. Vio la casa y supo que ese tenía que ser su lugar. “Me bajo del auto, toco el timbre y les pregunto si está en venta. Me dicen que no, pero mi intuición me hablaba tan fuerte, que en pocos días ya la habíamos comprado. A su alrededor no había nada, sólo casas. Boté paredes, repensé los espacios para mostrar distintos estilos de decoración y a la vuelta de las vacaciones de verano, abrí mi nueva y última tienda”, recuerda.
De psicóloga a decoradora
Pero esa no fue su primera tienda. Y tampoco su primera profesión. María Teresa Cerveró estudió psicología en la Universidad Católica e incluso fue ayudante de psicoanálisis, pero no era lo que ella quería. “Yo quería crear ambientes”, cuenta convencida.
De hecho, asegura que quería estudiar decoración desde que tenía 10 años, pero que en esa época no existía la carrera. “A esa edad yo me ofrecía para armar los floreros, para darle nueva vida a los espacios o para armar nuevos rincones en el jardín. Me encantaba crear, era muy intuitiva. Soñaba con colores, era algo que me venía a la cabeza desde el alma. Todos se mataban de la risa, era la quinta de siete hermanos, así que me miraban y me decían ‘¡ay, Teresita!’”.
Como su mamá era muy cercana al mundo del arte, a los 22 años María Teresa le ofreció ayudarla a vender cuadros. “Cuando le llegaban nuevas obras, yo partía a los bancos con una personalidad brutal y les exponía 40 cuadros para que, desde la presidencia, los compraran para decorar sus espacios”, cuenta la decoradora, que se reconoce soñadora y creativa, pero sobre todo, aplicada y enfocada en sus objetivos. “Yo soy a full, para mí es la única fórmula. Las medias son para los pies”, dice entre risas. Con esa personalidad y sobre todo siguiendo su intuición, María Teresa Cerveró conquistó el mundo de la decoración de interiores en Chile.
Su primer gran proyecto fue el departamento donde se instaló junto a su marido después de casarse. Lo decoró completamente sola, como una sorpresa para él. Botó muros y se atrevió con combinaciones impensadas. “Lo sorprendí a él y también a quienes nos iban a ver. Después de eso, la gente empezó a llamarme para que los ayudara a elegir sus géneros o sus muebles”, cuenta.
Después decidió empezar a hacer y diseñar sus propios muebles: hacía los moldes con cartón y partía donde los maestros que hacían realidad sus bosquejos. “Así empezó a correr la bolita y nunca más paró. Y hasta el día de hoy lo único que me guía es la intuición”. Con el éxito, en 1986 la invitaron a participar de la primera muestra de decoración en Chile. “Como en esos años la decoración era muy tradicional y plana, decidí meterle color. ¡Fue furor! Me dieron el premio del público. Aproveché ese boom y abrí mi primera tienda justo afuera de mi casa en El Rodeo”, explica.
Cuatro años después, cuando esa tienda le quedó chica, decidió empezar la búsqueda, que terminó cuando se enamoró de la emblemática casa de Nueva Costanera con Alonso de Córdova. Pionera en la creación de ese barrio comercial, María Teresa dice que nunca se imaginó el lugar que se construiría a su alrededor ni dimensionó el alcance que tendría su marca. “Recuerdo que el lunes que abrimos llegué a la tienda y vi un montón de gente. Pensé que alguien había chocado o algo así. Pero no, las personas estaban ahí por nosotros”.
Ahora el futuro
Entonces, ¿por qué cerrar la tienda? Si bien fue algo sin apuro, después de una larga negociación, le hicieron la oferta que quería. “Siguiendo mi intuición, decidí aceptar la oferta. Me sentí libre y feliz de tener tiempo para crear más y seguir haciendo asesorías; sólo en marzo estoy con 10 casas”, explica. “Tener mi tienda es de las cosas más gratificantes que me ha pasado en la vida, pero ya no tener esa responsabilidad diaria es algo que me hace muy feliz. Si tú me preguntas, para mí lo más fascinante es la reinvención”.
Por ahora, María Teresa dice que está pensando en ofrecer un servicio más integral, que haga que las casas completas se vivan de manera más completa y rica. “Pienso también en transmitir a nuevas generaciones de emprendedores lo que a mí me ha servido para mantenerme vigente todos estos años. Al final, María Teresa Cerveró es mi marca con mi sello, es mi propio cuaderno con dibujos, y eso sigue de todas maneras, más allá del cierre de la tienda”.
Lee la entrevista completa en ED.cl