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8 miradas desde Buenos Aires después de la elección (y previo al balotaje)
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“No quiero hablar del tema. Estoy cansado”, dice Carlos, un carnicero en el barrio Colegiales, Buenos Aires, al ser consultado sobre qué sensación le dejó el resultado de primera vuelta de la elección presidencial que terminó con el oficialista y ministro de Economía, Sergio Massa, en primera posición para encarar el balotaje frente al libertario, Javier Milei.
Los días posteriores a las elecciones no han ayudado a despejar la incertidumbre política y económica que reina al otro lado de la cordillera, dejando a varios transandinos aún desconcertados sobre lo que vendrá.
El desenlace del domingo trajo más ruido al bullado mercado argentino. El tipo de cambio paralelo -más conocido cómo dólar blue- subió hasta el jueves más de un 10%, posicionándose en los 1.000 pesos. El riesgo país, que es medido por JPMorgan, escaló y avanzó casi un 3%.
A pesar de este panorama, los argentinos se han acostumbrado a conocer números que baten récords. A nivel económico, la inflación anual ya supera el 130% y los pronósticos de la banca proyectan incluso que en los próximos meses vaya más allá del 200%.
Con este ritmo inflacionario, algunos comercios a lo largo del país han tenido que tomar medidas: contratar personas que solamente se dediquen a cambiar los precios de las góndolas.
Pedro trabaja entregando servicios a comercios. “Todos los meses tenemos que reajustar los precios. A los clientes, cada vez les está costando un poco más adquirir los servicios. Lamentablemente, es la única forma de cobrar nuestros precios”, sostiene.
La devaluación de la moneda argentina se convirtió incluso en una canción de Emilia Mernes: “Nuestro amor es como el peso, se devaluó. No sé en qué momento fue que todo se jodió”, dice uno de sus estribillos del hit que suena en las radios. Y es que en lo que va del año, el dólar blue ha trepado estrepitosamente un 192%.
Ante la escalada de la divisa, el gobierno de Alberto Fernández ha desplegado en los últimos días todo un operativo para cerrar las “cuevas” donde se comercializa el dólar blue.
Billetes verdes
Con este telón de fondo, el refugio de los argentinos es el dólar. Antes de las elecciones, las personas se agolparon a los bancos a retirar sus depósitos en la divisa estadounidense.
Hasta mediados de este mes se sacaron más de US$ 300 millones del sistema, cayendo a US$ 14.600 millones el dinero guardado en la banca, el nivel más bajo en todo 2023, de acuerdo a las estadísticas del Banco Central de Argentina.
Son cerca de las 15:00 horas del miércoles. Rosa, mujer de 78 años, se encuentra capeando el sol bajo la sombra de un árbol de la Plaza de Mayo. Durante el mediodía estuvo haciendo trámites relacionados a sus ahorros y pensión en el centro bonaerense. Mientras descansa, se escucha un poco más lejos una protesta de un grupo de jubilados pidiendo mayor protección social.
Rosa relata que fue al banco a consultar sobre sus depósitos en dólares para poder convertirlos en pesos. “Están dando monedas. Yo estoy buscando seguridad, estoy perdiendo plata”, comenta enojada.
¿Qué espera del próximo Gobierno? Rosa, notoriamente ofuscada, contesta: “Quiero un cambio rotundo en Argentina, que haya justicia porque no hay para nada. Parece que no importa nada, los robos que se hacen a la nación no interesan a nadie”.
Con nostalgia, añade: “Me da pena ver a Argentina así. Me acuerdo cómo era esta plaza con Juan Domingo Perón. El país era otra cosa, lo han destruido todo”.
La realidad social
El duro momento económico permea a nivel social. El nivel de pobreza superó el 40,1% dentro de la población durante el primer semestre de este año, afectando a más de 18,6 millones de argentinos, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Un estudio hecho por la Universidad Católica Argentina reveló que seis de cada 10 niños y adolescentes de hasta 17 años son pobres y que presentan dificultades para acceder a comida, educación y salud.
Ante el incremento de la pobreza, los comedores populares que prestan ayuda alimentaria se multiplican. Se estima que más de 70 mil personas trabajan en brindar un plato de comida a los más necesitados.
En Barrancas de Belgrano, una de las zonas más pudientes de Buenos Aires, decenas de personas hacen fila durante la noche para tener un plato de comida en una de las pérgolas del parque.
La organización social “La Poderosa” estimó que unos 10 millones de argentinos necesitan algún tipo de asistencia alimentaria. Los hogares que reciben ayuda por parte del Gobierno se triplicó en los últimos 14 años, llegando a más de 2,6 millones de familias, según un estudio de la Fundación Éforo.
Ezequiel, de 27 años, tiene dos hijos y vive en el conurbano bonaerense. Trabaja como vendedor ambulante comerciando calcetines por Belgrano. Los tres pares los ofrece a $ 2.500. Indica que casi siempre trata de comer en algún comedor para así evitar que se ocupe un plato de comida en su casa.
Mientras tanto, el orgullo de la clase media argentina se está desvaneciendo. La Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires expuso que este grupo social dejó de ser la mitad de la población en la capital, descendiendo del 50,8% al 45,1% al término del segundo trimestre. En los últimos seis años, las personas que componen la clase media han retrocedido casi un 10%.
Una de las puertas de escape a la crisis es el aeropuerto de Ezeiza. Datos recabados por el diario La Nación dieron cuenta de que entre 2020 y 2022 unos 373 mil argentinos salieron del país por “mudanza” o “residencia”.
Supervivencia
Miguel tiene cerca de 50 años y es taxista desde comienzos de año. “Para paliar todas las necesidades, en mi familia nos movemos en muchos rubros. Mi señora es podóloga. Yo tenía un negocio y me fui al taxi, y dejé a mi hijo en el negocio. Así, aportamos para que todos nos mantengamos. Buscamos así tranquilidad, saber que tenemos un respaldo diario”, comenta.
Miguel es taxista desde principios de este año
En el viaje que hacemos con Miguel desde Bosques de Palermo hasta microcentro, el resultado de las elecciones se convierte en tema. Para Miguel “el sistema está corrupto” y apunta “se van a dar cuenta que se equivocaron. Acá hay una frase, cuando te das cuenta de que estás haciendo algo que está mal, es ser preso verdugo del preso”.
Camilo es otro argentino que se ha reconvertido en el tiempo y hoy es personal trainer. Hace clases online, como también presenciales, y eso le ha permitido tener una base grande de alumnos. “Siendo emprendedor, ha sido un año muy bueno, pero no en el lado de las finanzas, porque hay un estrés y una incertidumbre”.
Camilo
De cara al balotaje, Camilo expresa que está desesperanzado: “El problema de base de Argentina es social. No creo que haya una solución”. Ante el próximo gobierno, independiente si Massa o Milei llegan a la Casa Rosada, comenta que “no espero nada. No esperar algo es la solución de cualquier argentino. Más que ir contra la corriente, al final tienes que ir con ella y adaptarte”.
La industria del turismo está sacando réditos. Los datos del gobierno informaron que hasta septiembre han ingresado más de 5,3 millones de turistas al país, que han gastado US$ 3.710 millones.
Gustavo tiene tres locales en la calle peatonal Florida, una de las arterias porteñas más clásicas, en las que comercializa ropa de cuero desde hace 40 años. La mayoría de su clientela son turistas, un 60% son brasileños y un 15% son chilenos. “Buenos Aires está barato para los turistas, piensa que una campera de cuero a US$ 100 es muy barata”, exclama.
Debido al boom de turistas extranjeros, señala que “me agrandé un poco más y abrí otro local más. Estamos dando más trabajo y la verdad es que me va bien”.
Consultado sobre cómo se ha ajustado ante el incremento de los precios, explica que el cuero se encuentra sujeto al dólar oficial, por lo que la subida no fue tanta. Agrega que “el problema es el desequilibrio entre los sueldos y los aumentos de los alimentos. A mí eso no me llega porque yo tengo un costo en dólares. Yo acepto el dólar paralelo”.
Gustavo cree que el próximo año va ser más auspicioso, a pesar de la situación política, porque se proyecta que ingresen más de 500 mil turistas en los próximos meses, el inicio de la exportación de gas y petróleo, un mejor precio del dólar para las cosechas de soja.
Bancársela
Pedro manifiesta que la situación económica está trascendiendo en la vida personal, más allá del bolsillo, pero que aun así, resalta que el argentino se las ingenia para sobrellevarlo.
“Afecta en el estado anímico. A pesar de la gran problemática, la gente sigue bancándose mucho. Yo espero que se mejore la situación frente al dólar y a la economía, porque nos afecta a todos”, dice.
“Afecta en el estado anímico. A pesar de la gran problemática, la gente sigue bancándose mucho. Yo espero que se mejore la situación frente al dólar y a la economía, porque nos afecta a todos”, dice.
Hace seis años que Nicole llegó a Buenos Aires. Oriunda de Chile, ha sido testigo de los vaivenes de Argentina. “Cuando yo llegué en 2017 y estaba el Presidente Mauricio Macri, el dólar estaba a 23 pesos (hoy son 1.000), el pasaje del transporte costaba 3,5 pesos (hoy son 65). Yo vivía antes con 5.000 pesos. Yo nunca había vivido una crisis económica de esta envergadura y he aprendido a entenderlo”, expone.
Hace seis años que Nicole, chilena, vive en Buenos Aires
¿Por qué no vuelves a Chile? “Si bien Argentina está viviendo un momento crítico, el país sigue potenciando muchas cosas, porque son fuertes. Los más viejos siempre dicen que han vivido en crisis y que esto va a pasar. Los más jóvenes están más alerta, activos y enojados. Quieren los cambios ahora ya, pero la vida continúa”, responde Nicole.
¿Por qué no vuelves a Chile? “Si bien Argentina está viviendo un momento crítico, el país sigue potenciando muchas cosas, porque son fuertes. Los más viejos siempre dicen que han vivido en crisis y que esto va a pasar. Los más jóvenes están más alerta, activos y enojados. Quieren los cambios ahora ya, pero la vida continúa”, responde Nicole.