Lecciones de Vida
Javier Silva, de SQM, y su cruzada por la gestación subrogada: “Defendemos nuestra forma de hacer familia”
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"Tenemos dos niños. Clemente y Lola, de dos y un año, ambos llegaron a nosotros gracias a gestación subrogada, proceso que hicimos en Colombia, dado que ahí existe la jurisprudencia para poder reconocer a los hijos biológicos de padre, y en la cual la gestante no es la madre biológica de ellos. Por lo tanto, se impugna la maternidad a través de tribunales de familia y quedan los padres biológicos solamente como padres del niño.
Es un proceso judicial pero hay jurisprudencia y bastantes familias, parejas tanto heterosexuales como homosexuales, que lo han realizado, y su acta de nacimiento queda constituida de forma legal.
Con mi marido siempre habíamos querido ser padres, el tema es que no sabíamos cómo. La adopción era el primer camino, pero en Chile es un proceso que, en ese momento, unos años atrás, estábamos muy desfavorecidos porque tendríamos que haber separado nuestro Acuerdo de Unión Civil (AUC), y siendo así, también estábamos al final de la lista para adoptar a un niño o niña en Chile.
Siempre -y principalmente por comentarios de redes sociales-, me sacan en cara por qué no adopté. Por ser una pareja homosexual estábamos al final de la lista, y el proceso demora dos o tres años, por lo bajo. Hay casos que hemos conocido que ha sido más expedito sobre todo con niños mayores o hermanos, pero en ese momento no estábamos pensando en tener más hijos.
Y entonces vimos la posibilidad de la gestación subrogada, buscamos un lugar en que se respetaran los derechos y no hubiese vulneración a las mujeres gestantes, para nosotros era algo bien importante tener contacto con ella, conocerla, entenderla y saber qué la motivaba a hacerlo. Y así lo hicimos.
Teníamos miedo. No conocíamos a nadie que lo hubiera hecho antes. Y nos atrevimos, fuimos en septiembre de 2019.
“Jamás lo vimos como un servicio, y ella tampoco”
¿Cómo comprobamos que ellas lo hacían de forma voluntaria? Cuando conocí a las dos gestantes me di cuenta que son personas que están convencidas de que este proceso ayuda al mundo, heavy, es otro nivel de pensamiento. Es difícil poder explicarlo. Una de ellas nos contaba que siempre había querido ayudar a otras parejas, porque su hermano era gay y sabía de esta situación.
El requerimiento es que aquellas mujeres hayan tenido hijos antes. Principalmente por temas de apego y de entender qué pasa con su cuerpo.
Es muy rico ir viendo cómo va desarrollándose el embarazo, que te muestren la primera eco, ver cómo se mueve. Ella nos iba contando absolutamente todo, hablábamos con el marido, con los hijos, todos acompañaban el proceso. Es una situación de altruismo sin igual.
Efectivamente para lograr esto hay que pagar. No lo puedo negar, en nuestro caso fue por un pago acordado con una fundación. Y esa fundación se encarga de cumplir el sueño. Nuestra gestante estaba pasando por una situación compleja económica durante la pandemia, y nos aseguraba que quería hacerlo, y que eso le permitió ayudar a sus hijos. Cuando nació la Lola nos dijo: ‘gracias a ti yo pude apoyar a mi familia y yo te estoy ayudando a ti’. Es una retribución, ellos lo ven como muy natural. No es un pago como comprar una tele.
Sí, hay debates que dicen que esto es una transacción de un servicio, de un producto. Pero eso no es así para nada. Al verlo de una forma tan simplista, como una transacción, no existirían relaciones emocionales entre las partes involucradas. En nuestro caso la gestante elige también a la pareja a la cual quiere apoyar; y existe una relación posterior, un vínculo que se mantiene y es parte de la historia de nuestros hijos.
Jamás lo vimos como un producto, como un servicio, y ella tampoco. Ella sabe que ayudó a nacer a Lola, sus hijos lo tienen totalmente claro. Cuando nació, sus hijos, su suegra, el marido, nos iban a ver, nos llevaban regalos.
¿Qué pasa si la decisión pasa sólo por lo económico? Imposible. Primero tienen que pasar por todos unos requisitos socioculturales, y también psicológicos, porque si fuese solamente plata, no se cuidarían, no estarían preocupadas los nueve meses de una vida sana, de controles, alimentación.
Si hubiese sido solo por la plata, nos juntamos al principio, al final, la guagua y chao, y no seguiríamos hablando todavía. Eso es totalmente falso, eso no es así.
“Buscamos proteger los derechos de nuestros hijos”
La donante de óvulos debe pasar por test psiquiátricos, médicos, genéticos. Pero nosotros no sabemos nada de ella, es donante anónima. Te entregan un certificado con ciertas características. Es un poco lo que pasa con los donantes de espermios. No hay mayor diferencia.
Y en el caso de la gestante, ellas pasan por una selección previa: de 100 mujeres que quieren ser, llegan cuatro al proceso final. Hay estudios tanto del entorno social de la gestante, sobre todo se busca que no lo haga solamente por el dinero. Si es así, se descarta: esto no puede ser un trabajo. Nosotros también pasamos por un proceso de evaluación para entender por qué queríamos ser padres y que esto no era solo un capricho.
Debería regularse esto, porque sí han habido casos o investigaciones de abusos. Yo creo que lo primero es mostrar las realidades, y hablar con información. Nos han dicho que la mayor cantidad de casos son con vulneración a las mujeres, porque en India se hacía, o en Ucrania, pero son situaciones muy distintas, los que hoy somos familia gracias a la gestación subrogada que viven en Chile, han ido a países donde esto está regulado, o al menos existen instituciones. Estamos hablando de Canadá, Estados Unidos, Argentina o Colombia.
En Chile no se puede porque la legislación dice que siempre la madre será la que da a luz, eso es indisoluble. Nosotros estamos formando una agrupación de familias por gestación subrogada en la cual hay casos de mujeres heterosexuales que tienen problemas de fertilidad y que han optado por estas alternativas para poder tener hijos y hay parejas de hombres que lo han hecho con amigas en Chile. En esos casos aparece la amiga como la madre y para cualquier trámite, la necesitan a ella. Además, para empezar un proceso de adopción del otro padre de ese niño, tienen que esperar dos años de haberse casado.
SQM siempre nos ha apoyado y facilitado la labor de padres. He podido optar a los beneficios que tienen todos los padres, sin ningún tipo de discriminacion. Somos una familia más en la empresa. Y con la polémica reciente nos hemos sentido muy apoyados, totalmente.
Lo que buscamos es proteger, como familias, los derechos de nuestros hijos, que no sean discriminados ni apuntados con el dedo en un futuro. Queremos aprovechar el revuelo de ahora para que esto se regularice y que no sean estigmatizados. Al menos mis hijos son muy pequeños e inconscientes de lo que está pasando, pero me pregunto qué pasaría si ellos tuvieran 10, 15 años, qué pasaría con este debate si ellos estuvieran en el colegio, ¿qué les dirían?, ‘¿Oye, ustedes son los niños comprados?’
Hay un ruido muy fuerte de cierta corriente de pensamiento que está totalmente en contra, que opina que de cualquier forma va a ser una violación o un atentado contra los derechos de las mujeres. Pero no es la opinión más popular dentro de la población, al menos así lo demuestran los estudios en España, que han sido los más bullados.
“La forma de solucionar es regularizar”
Les pediría que conversaran con gestantes para entender su postura, que no hablaran ‘por ellas’. Yo tampoco puedo hablar por ellas, solo puedo decir que a nosotros nos dio una oportunidad que no teníamos. No puede ser que por una preconcepción de que algún hecho más público que haya vulnerado efectivamente los derechos de las mujeres, crean que eso se siga produciendo así.
Las representantes más extremas del movimiento feminista ven a esto como una situación de vulneración a los derechos de las mujeres. Existen casos, y todos los condenamos, porque no buscamos que esto sea una vulneración.
Pero la forma de solucionar esto es conversando y regularizando. Si no se regulariza, van a seguir existiendo esos casos de vulneración, y todos estamos totalmente en contra de que exista vulneración a los derechos de las mujeres. Pienso en mi propia hija, quiero hacer un mundo mejor para ella.
Se nos ha dicho mucho que este es un proceso caro, muy de nicho. Y efectivamente estos son procesos costosos, y nos han escrito personas que les encantaría poder hacerlo pero no tienen los recursos. Por lo mismo, si logramos regularizar esto en Chile podríamos abrir las opciones para las mujeres que quieren ser gestantes y unir a mujeres y hombres que quieren ser padres y madres, y podamos construir más familias.
Lo que pasó en España con Ana Obregón es algo que necesita ser conversado, porque si no está regulado pueden pasar estas cosas que generan polémica. Si hubiese estado regulado y fijado un límite de edad, hubiese sido distinto.
Y ahora que se sabe que eventualmente serían espermios donados del hijo fallecido, hay un tema psicológico que es más importante tratar que el mismo hecho.
“La ministra Orellana nos recibió el lunes”
Nosotros nos enteramos de lo de Ana Obregón por los dichos de la ministra Antonia Orellana, que no tenía nada que comentar sin antes ofrecer una propuesta legislativa acorde para regularlo en Chile. Opinó desde el punto de vista de la farándula y no consideró el daño que podría provocar en las familias que existimos en Chile.
Se equivocó totalmente. Opinó siendo una figura que representa un gobierno, sobre una situación que ni siquiera afecta al país, no corresponde. Hablé con ella, nos recibió el lunes, y se refirió más bien a nuestra carta en El Mercurio (publicada el lunes), que a sus mismos dichos. Nos dijo que en lo relacionado a la gestación subrogada no había agenda, y tenía otros temas primordiales o antes que avanzar que en ese.
No reconoció en ningún momento que su comentario había sido apresurado. Quiero creer que el Gobierno o el Estado de Chile no está en contra de mi familia.
Las reacciones después de las declaraciones de la ministra, de la carta, fueron bien impactantes. El nivel de comentarios en redes sociales desde el odio, de la discriminación hacia nosotros es fuerte. Sentir esa realidad en Chile es duro. Somos personas que no hicimos nada de esto con mala fe, defendemos nuestra forma de hacer familia.
El nivel de agresividad nos impactó, es muy fuerte, porque se basan en comentarios que fueron de alguna forma validados por el gobierno con el comunicado de la ministra. Se sienten con la potestad de que están blindados, apoyados, y creemos que en general la opinión pública no es así".