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El decano de los "unicornios" chilenos busca expandir su negocio y prepara piloto para desalar agua sin energía
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Fernando Fischmann está en Chile. Hace más de dos años que no venía y decidió, por los bajos contagios, visitar por unos días el país. Dejó de lado el calor de Florida y llegó a Santiago. “No venía hace mucho tiempo. El clima de allá es tropical, pero esta sensación de aire fresco se echa de menos”, dice por teléfono.
A pesar de que Crystal Lagoons, la multinacional que fundó hace más de diez años, ya es una firma consolidada, el empresario sigue ocupado en los próximos proyectos de la compañía, los que desmenuza en esta entrevista con DF MAS.
“Durante estos últimos años me he marginado del tema comercial y estoy dedicado fundamentalmente a desarrollar nuevas tecnologías, algunas relacionadas a las lagunas y otras que no tienen ningún vínculo y que pueden generar un alto impacto mundial”, aclara.
Y agrega que la pandemia no produjo ningún impacto directo en la empresa, la cual tiene más de mil proyectos en operación a lo largo del mundo. “Mientras las playas de Miami estaban cerradas y vacías, nuestras lagunas estaban llenas”, enfatiza. Reconoce que “hace ocho años que no voy a la oficina. Ya me entiendo con el teletrabajo. Es más, ni siquiera conozco las de Dubái, Ámsterdam, ni la que teníamos en Barcelona. Creo que la de Miami la conocí una vez cuando la compramos, a pesar de que yo vivo ahí”, confiesa.
Aquí habla de los recientes unicornios, los próximos proyectos de Crystal Lagoons, la situación en Chile y la decisión de seguir manteniendo el 100% de la propiedad de la compañía. “Ha sido una decisión personal. Y es una decisión dura, muy dura. Porque mantener el 100% del control y no incorporar capital externo hace que sea difícil el financiamiento. Siempre financiar innovación es complejo, porque los medios tradicionales dicen: ‘OK, yo me arriesgo, pero quiero parte de la propiedad’. A la banca tradicional no le gusta mucho entrar a este rubro, le gustan los huevos calados. No es fácil”, recalca.
Fernando Fischmann puede pasar un largo tiempo hablando de la carpeta de proyectos de Crystal Lagoons. Especialmente ahora que tienen un nuevo modelo de negocios, bautizado como Lagunas de Acceso Público (PAL, por sus siglas en inglés). “Al principio nos dedicamos al licenciamiento de tecnología para el rubro inmobiliario, donde cobrábamos un porcentaje de las ventas. Pero en los últimos dos años pasamos a las PAL, que no están necesariamente ligadas a un desarrollo habitacional. Se trata de lagunas donde la gente paga un ticket y puede hacer vida de playa en ciudades”, dice. Y agrega: “Los ingresos que genera una PAL en promedio son 10 veces superiores a los que genera un proyecto inmobiliario”.
Este cambio, dice el empresario, les permite recibir ingresos a perpetuidad porque obtienen un porcentaje de todas las ventas del recinto. “Esto va a cambiar la vida de las ciudades. Hace 200 años, cuando alguien quería tomar contacto con la naturaleza, iba al bosque. Hasta que un arquitecto inglés dijo: ‘¿Por qué no traemos un parque a la ciudad?’. Y hoy todas las ciudades tienen parques. Yo creo que lo mismo va a ocurrir en el futuro con las PAL”.
Uno de los proyectos que más lo anima es el de Orlando. Van a construir cinco PAL gracias a una asociación con la gestora de activos norteamericana ADELÖN Capital. “Me tocaba ir con mi familia y decía: ‘Esta ciudad tiene de todo. Hoteles, parques de entretención, pero nada de vida de mar’. Vamos a llevar la playa a Orlando, una ciudad a la que llegan 70 millones de visitas al año”.
También menciona un mega-acuerdo con el gigante estadounidense Mattel para desarrollar el primer parque de entretenciones de la compañía en Phoenix, Arizona. La inversión total de esta iniciativa es de US$ 400 millones. “Pensamos hacer 15 proyectos similares en Estados Unidos. Debería estar abierto junto con el Super Bowl del 2023, en el estadio de los Arizona Cardinals, que está justo al lado de nosotros. La idea es que los eventos del Super Bowl se realicen en torno a la laguna”, anticipa Fischmann.
Fuera de Estados Unidos tienen proyectos en Corea -donde se asociaron con Hyundai-, Pakistán (que a través de un vínculo con ARY Group desarrollarán 15 PAL) y Dubái.
Y fuera de Estados Unidos tienen proyectos en Corea -donde se asociaron con Hyundai-, Pakistán (que a través de un vínculo con ARY Group desarrollarán 15 PAL) y Dubái. “Será una laguna de 40 hectáreas y el metro cuadrado más caro de la ciudad está en torno a esa laguna. Se creó un oasis en el desierto”, cuenta.
Hace dos años que Fernando Fischmann está pensando en nuevas áreas de negocio. Afirma que se dio cuenta de que el rubro de las lagunas podía generar nuevas oportunidades comerciales. Fue ahí cuando pensó por primera vez en el rubro de la desalinización.
“Estamos programando el primer piloto de la desalación sin utilizar energía. Aplicamos lo producido por plantas industriales, como termoeléctricas o data centers. Es una idea que está protegida bajo patente y que puede ser interesante porque el costo de este proceso es un tercio al de la ósmosis inversa”. Para eso, afirma, ya crearon la empresa ZeroDesal y están evaluando su primer proyecto. Podría ser en Estados Unidos o Chile.
El empresario explica los detalles: “En la ósmosis inversa uno tiene agua de mar y una membrana. Entonces uno aplica presión al agua salada y solo el agua dulce pasa. Nuestra tecnología tiene una diferencia de temperatura. Se llama destilación por membrana. Y si bien es una práctica antigua -que no se ocupa porque es cara-, cuando nosotros enfriamos una planta industrial, como una fundición, obtenemos agua caliente pura. Ahí uno podría obtener agua dulce sin utilizar energía”.
También siguen desarrollando Hot Reef, una innovación para aumentar la temperatura del agua en sus lagunas. Esta tecnología se complementa con domos, los cuales se climatizan de forma sustentable. “Se están construyendo una gran cantidad de data centers y ellos requieren enfriamiento. Y nosotros utilizamos la laguna para enfriarlos, pero a su vez el agua de la laguna se calienta gratis sin utilizar energía. Ese mismo calor se usa para el domo. Entonces uno tiene una laguna a 30 grados todo el año sin usar energía”.
Además, hace aproximadamente 18 meses Fischmann creó una nueva área de investigación: la llamó “Innovación radical”. “Con un grupo de gente joven, que yo lidero, estamos desarrollando tecnología en el área de la alimentación, medicina y comercio electrónico. Dentro de los próximos meses esperamos dar novedades. Vamos a crear spin-offs con todas estas nuevas tecnologías que no tienen nada que ver con las lagunas”, dice. “Es algo nuevo en lo cual yo he puesto mucho esfuerzo, porque eso nos permitiría liderar áreas diferentes pero que tienen mucho potencial”.
-¿Por qué tomaron esa decisión?
-En estos más de 10 años de Crystal Lagoons fuimos generando una capacidad de investigar, de desarrollar tecnología y propiedad intelectual, de protegerla. Entonces en un momento dije: “bueno, por qué no utilizamos esta capacidad para abordar otra área de desarrollo económico”. Y nos ha ido bastante bien. Además, estamos en un plan de diversificación a áreas diferentes a nuestro origen. Si nos va bien dentro de unos cinco años, bajo el paraguas de Crystal Lagoons, van a colgar un conjunto de empresas en áreas muy diferentes de alto impacto mundial, que generarán un impacto en la vida futura.
“Cuando empecé en el mundo de la innovación echaba de menos que hubiera más actores. Recuerdo que me invitaban a dar charlas y al final me encontraba con las mismas caras. Y yo decía, ‘qué ganas de que existieran más ejemplos, y sobre todo gente joven, que inspire a las nuevas generaciones”, cuenta. “En un momento juntaba emprendedores en mi casa y hacía el ‘asado del innovador’, que partió con muy pocos. Algunos de los que iban a esos asados hoy son unicornios... Daniel Undurraga (cofundador de Cornershop), por ejemplo. Él estuvo comiendo en mi casa”.
En paralelo, cuando todavía vivía en Chile, lo invitaban del gobierno para que entregara asesorías en distintas iniciativas. “Un día invité a los innovadores y a la gente de gobierno a San Alfonso del Mar a pasar un día completo, para ver qué se podía hacer juntos. Y ahí surgió la Asech”, recuerda. “El Ejecutivo dijo: ‘¿Por qué no se unen en una organización para que sean una voz unificada que pueda interactuar con nosotros?’.
-¿Cómo te sientes respecto a los nuevos unicornios, como Cornershop y NotCo?
-Lo que está pasando ahora lo encuentro espectacular. A mí me llena de alegría. Es esto lo que la gente necesita: ejemplos de personas que estén consiguiendo resultados. Ese es el mejor tiraje. No hay nada que pueda producir más entusiasmo que el ver compatriotas exitosos. Y esto es justamente lo que yo echaba de menos hace ocho años. Ojalá que esto sea una explosión de nuevas empresas e innovaciones.
Respecto a esto, Fischmann afirma que sólo en los últimos años se ha visto el creciente interés de los emprendedores por salir al mundo. “Ha cambiado la perspectiva de los chilenos. Yo me acuerdo que estos asados, incluso los más exitosos, eran muy locales. Y cuando pensaban en el extranjero pensaban en países vecinos. Incluso los grandes empresarios: a lo más hacían una subsidiaria en Perú, Argentina y Colombia”.
-Algunos dicen que Crystal Lagoons fue el primer unicornio…
-Técnicamente nosotros fuimos el primer unicornio chileno. Al poco tiempo Boston Consulting Group nos valoró en US$ 1.800 millones. Pero hay una diferencia, porque nosotros nunca nos hemos abierto al capital de terceros. Lo que están haciendo las startups en Chile es que se han abierto a rondas de financiamiento y hacen visible la valorización.
-¿En cuánto están valorados?
-Yo no doy información financiera porque es una empresa cerrada, pero hay una información pública en Estados Unidos, que es que el valor libro de la propiedad intelectual está en torno a los US$ 3.300 millones. Es lo único que puedo dar, porque el resto no está claro, porque no nos hemos abierto a financiamiento de terceros.
-¿Cuáles son los principales desafíos que tiene Chile?
-Sin entrar en temas puramente políticos, yo veo que en Chile se están discutiendo muchos temas, como valóricos o temas sociales. Y me parece bien que se discutan cosas que son preocupaciones de la población. Pero ojalá no nos olvidemos que el caballo que tira todo finalmente es la actividad empresarial. De ahí salen todos los recursos para poder financiar los planes sociales, necesidades o aspiraciones que la gente quiera. Ojalá que los cambios en Chile no le resten importancia a este aspecto.