Personaje
Juan Ignacio Eyzaguirre: “Nadie en la empresa quiere ser el villano de turno, pero ser superhéroe es sumamente difícil”
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“Con la profunda pérdida de confianza en las instituciones, la sociedad está buscando nuevos líderes (...) Se han levantado voces llamando a que cada empresa defina su propósito, se mida y se comprometa con objetivos medioambientales, sociales y de gobernanza, los llamados compromisos ESG (acrónimo de las políticas medioambientales, sociales y de gobierno corporativo)”, dice.
Y añade: “Cada día con mayor frecuencia, los máximos ejecutivos de las compañías sienten presiones por opinar sobre ciertos temas como las políticas de género o raciales, el aborto, el cambio climático, los derechos de las comunidades LGBTIQ+ o incluso conflictos internacionales, enfrentándose a políticos e inversionistas”.
También, añade, hubo un “interés intelectual, porque comenzó a debatirse con mayor intensidad cuál era el rol de la empresa y sobre lo que planteaba Milton Friedman. Me pareció que eran discusiones muy livianas, y había un trasfondo muy importante y potente, porque cambiar el rol de la empresa puede tener un impacto muy profundo en la sociedad”.
La crisis social que conoció de cerca en Francia con el movimiento de los chalecos amarillos en 2018 y lo que desde ahí vio que sucedió en Chile en 2019, también fue parte de su reflexión.
“Hay una insatisfacción, una falta de identidad, una respuesta violenta al sistema. Y a la empresa se le exige lo que las autoridades u otras instituciones no están cumpliendo, pero se trata de aspectos que no corresponden al rol de la empresa. El tema es que nadie en la empresa quiere ser el villano de turno. Algunos quieren ser superhéroes, pero ser superhéroe estos días es sumamente difícil”, dice.
“Antes, en una compañía, lo usual era la existencia de un mandato: ‘hay que hacer esto, ejecute y hágalo bien. Si no, su competidor le va a ganar. Hoy ese mandato se ha desvanecido, y el mandato, en algunos casos es responder las nuevas demandas. El problema es que hay múltiples interesados que están tironeando la empresa en distintos lados”, argumenta.
“Antes, en una compañía, lo usual era la existencia de un mandato: ‘hay que hacer esto, ejecute y hágalo bien. Si no, su competidor le va a ganar. Hoy ese mandato se ha desvanecido, y el mandato, en algunos casos es responder las nuevas demandas".
Llamó a Leonidas Montes, director ejecutivo del CEP, para conversarlo con él. “Le dije, ‘tengo escrito un paper, ¿lo puedes leer?”. Me respondió: ‘esto no es un paper, es un libro’”. Eyzaguirre masticó la idea, y ese año nuevo se propuso: “Me voy a sentar a escribir”. “Ahí me lancé”, recuerda.
La monedita de oro
En el primero expone el caso de Shell, Disney, Uber, entre otras empresas donde los ejecutivos han enfrentado situaciones de este tipo; habla de los desafíos del ESG; de los cambios sociales y pérdida del sentido de identidad.
“Ser monedita de oro y dejar a todos contentos es imposible. Cuando te tironean en múltiples direcciones es sumamente difícil porque no se sabe a cuál de ellas acoger sabiendo que otra va a reclamar”, comenta el autor.
“La cantidad de gerentes generales despedidos por escándalos reputacionales de empresas van en aumento, porque hay una expectativa más alta en cuanto a su rol en la sociedad, y el ejecutivo no necesariamente sabe cuál es su mandato”.
Algo similar expuso para el lanzamiento, el pasado miércoles 19 de julio. Juan Carlos Jobet, decano de la Escuela de Negocios de la UAI, presentó el texto ese día, y Karen Thal, de Icare, estuvo a cargo de los comentarios. Al inicio del texto elige tres citas: una de ellas, de Elon Musk, del 17 de marzo de 2022, en Twitter. Dice: “Trabajar duro para producir productos y servicios para nuestros compañeros humanos es profundamente bueno moralmente”.
“Chile será tal vez un próximo libro”, concluye.
Sobre el autor: De Piñera a Luksic
Juan Ignacio Eyzaguirre estudió ingeniería civil en la UC. Tras ello, en 2007, entró al área de finanzas corporativas de LarrainVial, donde estuvo por tres años. Además hizo clases en la Facultad de Ingeniería de la UC. Para las elecciones presidenciales de 2009 participó en los grupos Tantauco, donde se trabajaban las ideas del programa del entonces candidato de centro derecha Sebastián Piñera. Él era parte de los grupos que trataban temas de pobreza y mercado de capitales. Al salir elegido, Eyzaguirre entró al gobierno: primero en el equipo de Felipe Kast en Mideplan, y luego, fue trasladado para trabajar directamente con el Presidente, como su jefe de gabinete. En esos años el mandatario además le pidió que entrara al consejo del Sistema de Empresas Públicas (SEP). “Ahí empecé a ver contradicciones: por ejemplo, ¿por qué el Estado tiene Polla Chilena de Beneficencia? ¿Queremos fomentar que los chilenos hagan apuestas? ¿Tiene que ver con su rol?”, plantea. La inquietud le quedó en la cabeza. Estuvo en el gobierno hasta el año 2012, se casó y se trasladó a EEUU a estudiar un MBA y políticas públicas en Harvard. Tres años después volvió a Chile. Antes de eso, mandó su currículum a Francisco Pérez Mackenna, CEO de Quiñenco, planteándole su interés de trabajar ahí. Se juntaron en un café en NY e Eyzaguirre entró a Quiñenco como subgerente de desarrollo, puesto que reportaba directamente a Pérez Mackenna y en el que debía trabajar con varias empresas del holding. Por una de ellas, Invexans (inversiones en sectores industriales), viajaba seguidamente a París, donde está la firma francesa Nexans, una de las mayores productoras de cable del mundo, en la que el Grupo Luksic es su mayor accionista y dueña del 19%. Hace seis años Eyzaguirre asumió como vicepresidente ejecutivo de la compañía gala y se trasladó a París, ahí vive con su mujer y sus dos hijas. Pese a que hoy su empleador ya no es Quiñenco, el vínculo con la empresa chilena se mantiene a través del directorio y los comités de Nexans en los que Eyzaguirre participa.