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Personaje

Juan Yarur a sus 40: padre, filántropo en pausa, alguacil de Carabineros

Juan Yarur a sus 40: padre, filántropo en pausa, alguacil de Carabineros

El hijo menor del empresario Amador Yarur Banna reconoce que su vida ha cambiado. Que ya no es quien solía ser en el pasado. Hoy, autodefinido como alguien más libre, más feliz, menos ansioso, se gasta gran parte del tiempo puertas adentro junto a sus tres hijos y a su marido, Felipe Lecaros. En esta entrevista habla de sus nuevas rutas e intereses. “Me encuentro como en un limbo. Como tratando de descubrir dónde entro”, reconoce.

Por: Patricio De la Paz - Foto: Simon Pais | Publicado: Sábado 29 de junio de 2024 a las 21:00
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Juan ya no es Juanito. Atrás quedaron las fiestas glamorosas de cumpleaños, las entrevistas rimbombantes, la farándula, los eventos con tenidas distintas -como buen adicto a la moda- bajo los focos públicos.

Ahora privilegia estar puertas adentro, refugiado en los varios pisos de su casa en Las Condes. En sus pocas apariciones en estos últimos años ha reconocido que decidió bajar las revoluciones.

Este verano cumplió 40 y se mantiene en ese empeño de un bajo perfil. Junto a Felipe Lecaros -su marido desde 2018, bajo modalidad AUC- es padre de tres niños entre 3 y 1 años de edad, a quienes reconoce como su prioridad y su mayor obligación.

Decidió, además, poner en pausa su Fundación AMA, creada en 2008 y que era reconocida por su filantropía en arte. Entre los pocos asuntos que hoy lo apasionan fuera de su entorno familiar, está el haber jurado como alguacil de Cabineros en noviembre.

Juan Yarur Torres es el hijo menor de Amador Yarur Banna, conocido empresario textil fallecido en 2006. El hijo siempre lo recuerda cuando recibe distinciones por su trabajo filantrópico, que han sido varias: la última fue en mayo, cuando en Estados Unidos fue nombrado Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén.

Su Fundación AMA tomó su nombre de las tres primeras letras del nombre del padre. Aunque a la madre, Adriana Torres, siempre también la tiene presente. “Somos muy parecidos”, precisa él. Para homenajearla, hace unos años posaron juntos para una fotografía tomada por el famoso David LaChapelle. 

Sentado en uno de los sillones de su living, tomando agua de menta, Juan Yarur está relajado. Dispuesto a hablar de este momento de su vida, donde se reconoce muy contento, libre, full paternidad, aunque en “un limbo” respecto de dónde se siente cómodo. Su hija mayor, Cora, aparecerá varias veces a pedirle de las galletas que están sobre la mesa.

- ¿Fue tema para ti cumplir 40?
- No. Hay muchas cosas que no han sido tema porque estoy demasiado pendiente de los niños. He hecho hartos cambios respecto de la persona que he sido siempre. Siento que he mutado bastante, tengo otras prioridades. Me siento mucho más libre que antes; es súper raro eso.

- ¿Por qué?
- Eso lo hablé con la psicóloga. Me decía que cuando la brecha de lo que uno sueña de sí mismo es más corta respecto de lo que uno es, eres más libre. Yo no te puedo hablar de futuro, porque no tengo ningún sueño para adelante: estoy en mi sueño ahora.

- ¿Ese sueño era ser padre?, ¿armar tu propia familia?
- La familia para mí es súper importante. Incluyo también a mis hermanos, a mi mamá.

- ¿Ahí está entonces la seguridad para sentirte más libre?
- Ya no tengo como esa ansia de niño chico. Me siento más libre para hablar de lo que tenga ganas. No necesito poner carcasas frente a la gente, no tengo tanto miedo de recibir cuestionamientos. Me siento más seguro, más tranquilo, sin ansiedad. Como que me quiero. Me siento infinitamente más libre, aunque esté en una posición (la paternidad) que es mucho menos libre.

- Das a entender que antes hubo momentos pesados, de no quererse…
- Mmm, es latero el tema, pero si a mí no me hubieran hecho sufrir cuando chico, si no hubiera tenido la infancia tan de mierda, no hubiera tenido nunca tal vez la necesidad de que me vieran, de sentirme querido. Y sin eso nunca hubiera tenido la cobertura que tengo. Y sin eso nunca hubiera podido promocionar el arte como pude. Y sin eso, tal vez nunca hubiera llegado ni a El País ni al New York Times. 

"Me siento más seguro, más tranquilo, sin ansiedad. Como que me quiero. Me siento infinitamente más libre, aunque esté en una posición (la paternidad) que es mucho menos libre"

- ¿Dónde te ubicas hoy?, ¿a qué territorio perteneces?
- Mi vida cambió. Te empiezan a importar menos las cosas o te importan de otra manera. Me cuesta de repente saber quién soy, en qué minuto estoy. Mi modo de vivir (padre de tres hijos, vida más puertas adentro) ya no es como la de un gay normal, por decirlo de alguna forma. Y tampoco soy heterosexual, nunca he crecido en ese mundo, para mí es una cosa marciana. Entonces me encuentro como en un limbo. Como tratando de descubrir dónde entro. 

Cora, Cirilo, Cala

Los tres hijos de Juan Yarur fueron resultado de fertilización asistida, con óvulos de una donante, y luego crecieron en un vientre de alquiler. Todos nacieron en Estados Unidos. Cora en 2020; Cirilo en 2021; y Cala en 2023. 

- ¿Por qué tan seguidos?
- Cuando vimos a la Cora, sentimos este amor tan desbordante, tan absurdo, tan irreal, que decidimos no aguantarnos. ¿Para qué esperar más? Era el primer hijo de todos mis amigos, y para mis cinco hermanos era como si la guagua, que soy yo, estuviera teniendo guagua. Entonces cuando la Cora nació literalmente era como el Niño Dios. Todos se tiraban encima, era demasiado esperada.

- Dijiste que hasta le habías comenzado una mini colección de arte…
- Son las cosas que hace uno con el primer hijo, pero poco avanzó esa colección de arte. Yo tenía tiempo, ella era muy guagua; entonces uno hace 20.000 tonteras. Con Cirilo y la Cala ya nada de eso, olvídate.

- Cala, la menor, nació muy prematura, de 27 semanas. ¿Cómo fue eso?
- Estuvo 99 días hospitalizada. Le tocó estar en la UCI. Yo pensé que se iba a morir la hija. Como se adelantó tanto, nosotros aún estábamos en Chile y recuerdo que le pregunté a Felipe antes de viajar: “¿Me llevo un traje negro?” Era todo muy extremo. La Cala nació muy al norte, casi en la frontera con Canadá, no fue fácil llegar.  Allá la vi en la incubadora, con luz azul. Pesaba 715 gramos. 

Juan Yarur cuenta que durante esos meses de espera se turnaban con Felipe para estar cerca de su hija. Uno en Estados Unidos, el otro en Chile; y luego viceversa. Tiempo después llevaron a sus dos hijos mayores y todos visitaban a Cala. “Cuando ya estaba mejor, nos dejaban ponerla en un coche con todas las máquinas encima y salir a darle una vuelta acompañados por una enfermera. Te juro que esas vueltas se sentía como el paraíso”, señala. 

“La Cala ya está bien -agrega-, pero tiene un año y es muy chiquitita. Todavía no sé lo que vaya a pasar con ella. No quiero tener expectativas. Supongo que va a estar sana y si no… bueno, se verá lo que se hace. Ella es lo más alegre y agradecida que hay, creo que la más simpática de los tres”. 

Crédito fotografía: Simon Pais @simonpaisthomas / Pelo: Carlos Jara @master_styling

- ¿Cómo te organizas con tres niños chicos?
- Casi todos los días vamos a dejarlos al jardín. Terminan al mediodía. Vamos al gimnasio y hacemos otras cosas antes de que regresen los niños. La Cora ya no tiene siesta, entonces no siempre sabemos qué hacer con ella. Ponemos la tele. En general las tardes se las dedico a ellos. Hay ciertos días que van donde mi mamá, que está enloquecida con los niños. Yo me pongo nervioso cuando no estoy con ellos, me angustio.

- Pero cuentas con ayuda, ¿no?
- Sí, tengo ene ayuda. Si no, nos volveríamos locos.

- El vientre de alquiler es un tema que aún genera polémica. ¿La has sentido?
- De vez en cuando me insultan, me dicen que compré un par de guaguas. Es un tema en que hay mucha diferencia. Como en todo, están los buenos y los malos, están los que lo hacen por amor y los que lo hacen por plata. Pero para nosotros con Felipe no había otra forma. O sea, podríamos haber adoptado, que es bacán, pero no es lo que nosotros queríamos. Entonces no teníamos más opción. Para nosotros es como un milagro que nos haya resultado.

- ¿Mantienen contacto con las mujeres en cuyos vientres crecieron tus hijos?
- Sí, nos llevamos súper bien. La de la Cora es una latina que habla castellano y ha venido a Chile. La de Cirilo y la Cala es una gringa buenísima onda. No hay obligación de mantener un vínculo. Nosotros decidimos que sí. Pero los asiáticos, ponte tú, hacen una cosa que se llama transaccional: nace la guagua y fuera.

Arte en pausa

En 2008, Juan Yarur echó a andar la Fundación AMA. El propósito era apoyar e internacionalizar el arte chileno. Daba becas, financiaba pasantías en el extranjero, apoyaba investigaciones. Junto a eso, él se convertía en un joven y fecundo coleccionista: hoy tiene cerca de 450 obras. En todo ese mundo estuvo inserto por años, participando también en comités de museos como la Tate Gallery de Londres. Hoy, todo está detenido.

- ¿Qué pasó con la Fundación AMA?
- Con la fundación me ha pasado un poco todo. Aquí va la verdad completa. El 18 de octubre (del 2019) yo estaba planeando una gala para la fundación en el Bellas Artes. Pero pasó lo de ese día (el estallido social) y se fue aplazando la gala, que al final no se hizo. Y me pasaron un montón de cosas que me di cuenta. Me sigo llevando bien con los artistas, pero tenemos una forma súper diferente de ver la vida. Desde ese 18 de octubre encontré que tirábamos para lugares muy distintos. Nunca estuvieron en contra del coleccionismo, pero era como que estaban en contra de todo lo que uno era o lo que uno hacía. Me empecé a alejar. 

- Entiendo que también bajó tu interés por aumentar tu colección de arte.
- Sí. Encontré que era mucho, me quería achicar. Me pasó en un minuto que encontraba que coleccionar ya estaba siendo absurdo; más que tener, yo quería dar. Tengo una lista de donaciones para museos; otras cosas voy a ver si se venden. Y en medio de eso, además, un asistente de la fundación me demandó. Como yo ya estaba con ese pensamiento que te contaba sobre los artistas, y también ya estaban los niños en proceso, sentí que todo era muy malagradecido. No es que yo necesite que me estén diciendo “qué lindo” todo el día, pero encontré todo demasiado malagradecido. Si iba a gastar mi energía y mi economía, quería que fuera en algo más de acuerdo con lo que estoy haciendo. 

- Entonces pusiste en pausa la fundación…
- Exactamente, en pausa. 

- Lo mismo tu colección.
- Sí, está guardada. Tenía una súper oportunidad de hacer una exhibición grande en Inglaterra, pero prioricé a los niños. Era algo importante, pero implicaba mucho tiempo. Además tengo que pensar dónde meter la plata. Lo prioritario es el futuro de los niños. Mi yo antiguo habría ido con lo de Londres, porque llena el ego, porque me habría ganado premios. Pero ahora no. Así se me empiezan a caer los proyectos de la cabeza en cierta forma.

"Me sigo llevando bien con los artistas, pero tenemos una forma súper diferente de ver la vida. Desde ese 18 de octubre (2019) encontré que tirábamos para lugares muy distintos. Nunca estuvieron en contra del coleccionismo, pero era como que estaban en contra de todo lo que uno era o lo que uno hacía. Me empecé a alejar"

- ¿Ya no participas en museos extranjeros?
- Ya no estoy en (el comité de adquisiciones de arte latinoamericano de) la Tate, pero sigo en el board del Moma en Nueva York. Estuve un rato en el Metropolitan, pero se difuminó. 

- Hace unos años abriste una tienda online de objetos de lujo, Adriático. Tampoco existe.
- Hoy me doy cuenta de que me apuré mucho para abrirla. Me estaba yendo ok, pero para seguir había que meterle más plata, lo que en todo caso no era específicamente el problema. El problema fue que con la Cora estaba dejando a Adriático de lado y la gente alegaba cosas que yo también encontraba mal. Tuve que elegir: le sacaba el tiempo a los niños y lo metía a Adriático o viceversa. Y yo no voy a perder tiempo junto a los niños.

El alguacil

“Hoy estoy más metido en cosas que encuentro que me funcionan más, que me apasionan más y con gente mucho más agradecida”, dice Juan Yarur.

Se refiere a su rol, desde hace ocho meses, como alguacil de Carabineros. El también llamado Círculo de Amigos de Carabineros es una organización privada, sin fines de lucro, con presencia nacional, que respalda y colabora con la policía uniformada.

“Ser alguacil permite una relación mucho más directa con los carabineros y te hace más cercano de forma distinta, porque eres parte de la institución”, explica.

- ¿En qué consiste tu colaboración como alguacil?
- Primero, hay que acordarse de que mi padrino era carabinero, entonces les tengo un súper respeto. Y después de cosas que han pasado, sentí que había que ayudarlos. Por eso busqué esto. Vamos a tomar desayuno con ellos, vamos a conversar con ellos, hasta cosas que pueden ser más específicas. Lo que trato con mi granito de arena es hacer una diferencia para gente que es demasiado buena para nuestra sociedad. Yo participo en un grupo grande, donde hay un presidente y otros cargos; y de repente también hablo con uno de los generales para hacer ayudas más directas. 

- ¿Cómo cuáles?
- No sé si me siento tan cómodo hablando de cómo ayudo a quién, porque siempre se dice que una mano no sepa lo que se hace con la otra. 

- ¿Por qué dices sentirte tan cómodo aquí?
- Los carabineros juran dar la vida por nosotros. Y nos ayudan en seguridad, que ahora más que nunca necesitamos. Me siento cómodo porque son gente bacán, porque se esfuerzan para que nosotros estemos bien en un minuto en que nos sentimos básicamente desnudos, sin nadie que nos salve. Son como los héroes que tenemos, y de repente no son tan reconocidos como deberían. Entre más los conozco, más me sorprenden.


Los Yarur

Él es el único hijo de Amador Yarur y Adriana Torres. Pero tiene cinco medio hermanos, “mis hermanos, así los llamo yo”, precisa Juan. Por parte de su padre, tiene tres: Diana, Pablo y María Cristina. De lado de su madre, suma dos más. 

Se ven con frecuencia. “Mañana viene la Maruja; a Pablo lo vi ayer; y con la Diana paso en general los fines de semana”, explica. “A los otros también los veo bastante. Hay uno que vive en Chicureo y no existen mejores primas (para sus tres hijos) que las hijas de él”.

- Además de tu madre y hermanos, ¿tienes más contactos familiares? ¿Por ejemplo con tus primos Luis Enrique Yarur (presidente BCI) o Toto Yarur (Museo de la Moda)?
- Son mucho más grandes que yo, nunca tuve relación con ellos. La última vez que vi a Luis Enrique fue por una reunión, una cosa así. Al Toto ni lo conozco. O sea, sé quién es, lo he visto, pero no lo conozco. Me llevo bien con hijos de primos hermanos, que son más cercanos en edad.

- ¿No son los Yarur una familia achoclonada entonces?
- Ellos son súper achoclonados, porque se criaron todos juntos. Nosotros nos criamos como en otra parte, somos los hijos del menor de los hermanos.

Crédito fotografía: Simon Pais @simonpaisthomas / Pelo: Michael Angelo @m_r_angelo


Mirando Chile

- Decidiste que tus hijos crecieran en Chile. ¿Ves con tranquilidad el estado actual del país?
- Mira, la seguridad me ha preocupado siempre. De hecho, la razón por la que voté por Piñera 1 era porque era el único que estaba hablando de seguridad en ese minuto. Antes les decía a mis amigos extranjeros que venían a Chile que el país era como un baño: puedes chupar las calles y no te va a pasar nada. Ahora ya no puedo decir lo mismo. Ya no es tan limpio, ya no es seguro. Da lo mismo quién salga Presidente ahora, porque lo que tiene que cambiar son las leyes. ¿Qué importa cuántos carabineros hay si no pueden hacer nada?

- ¿Sientes inseguridad?
- Sí, y me preocupa. No quiero andar con guardaespaldas. Ya ando con auto blindado.

- Y andar en auto blindado lo hace una minoría; imagina al resto. 
- Sí. Amigas que conozco están con pánico. Las que tienen hijos más grandes tienen un sistema con ellos, pero yo no puedo hacerlo con niños chicos. La mayor de casi 4 años, ¿qué va a entender si al papá lo encañonan? Me preocupa ene. ¿Pero sabes? De todos mis amigos con Felipe somos de los pocos que creemos que esto va a mejorar en algún minuto.

- ¿Por qué crees que va a mejorar?
- Porque no somos así. Nunca hemos sido así. No hay nadie que esté feliz con esto, da lo mismo si eres de izquierda o derecha. En verdad creo que somos mejor que esto. Nunca hemos sido un país bananero. 

- ¿Y ahora somos un país bananero?
- Sí, totalmente. 

- ¿Por qué vivir aquí entonces? Podrías instalarte donde quisieras…
- Hay toda una red de apoyo aquí, que es irremplazable. 

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