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Inyectar US$ 2 millones: la fórmula que baraja Karün para sobrevivir
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El martes se hicieron públicas dos cartas que el fundador de los anteojos Karün, Thomas Kimber, envió por email a sus accionistas. En la primera, con fecha 14 de agosto, el emprendedor aseguraba que “la continuidad de la empresa se ve cada vez menos probable y la situación con todos nuestros proveedores y equipo ha llegado al límite”.
En la segunda, enviada dos días después, advertía: “Con mucho dolor les escribo ya que aún no hemos recibido las confirmaciones necesarias para contar con los recursos para activar este plan por lo que hemos llegado al momento que tanto queríamos evitar: avanzar con el cierre de la empresa”.
Las reacciones a la filtración no se hicieron esperar. Mientras los medios llamaban a Kimber, algunos inversionistas se mostraron molestos. Otros cautos y expectantes a la decisión que tomarían quienes han invertido más capital en la compañía de anteojos: WildSur, el family office de Paola Luksic y Óscar Lería dueño de cerca del 25% de la compañía.
A las pocas horas, la empresa envió un comunicado: “Tal como se dio a conocer públicamente hoy, estamos en un momento difícil para la compañía, buscando el capital necesario para darle continuidad a nuestro negocio. (...) Hoy contamos con un plan de optimización para llevar a la empresa a la rentabilidad en el corto plazo. Sin embargo, es nuestra responsabilidad considerar todos los escenarios y riesgos, incluyendo el no alcanzar el capital necesario. Es por eso que, en paralelo a la búsqueda de capital, estamos evaluando las implicancias de un posible cierre, siempre con el compromiso de nuestros socios, proveedores, clientes, líderes de impacto y colaboradores en mente”.
Algunos, especularon que el mismo Kimber y su equipo fueron quienes filtraron estos correos, cuestión que el CEO niega.
El botín que no fue
La estrechez financiera de Karün se arrastra desde sus inicios y su fundador ha contado en varias ocasiones cómo ha estado al borde de la quiebra en muchas oportunidades. Pero esta vez, pese al anuncio del año pasado de una alianza con Walmart para entrar al mercado norteamericano, y del lanzamiento de un botín con la réplica del pie izquierdo de Messi elaborado a partir de materiales reciclados que prometía ser éxito seguro, el panorama no mejoró.
Precisamente el anuncio del zapato movilizó una nueva entrada de inversionistas, como Convento Viejo, el family office de Carlos Eugenio Lavín, y LDG Inversiones, del grupo Yaconi Santa Cruz, quienes entraron, entre otros, con fichas chicas, y notas convertibles.
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Pero la apuesta futbolística se retrasó varios meses. Y luego, la meta no se cumplió: si el objetivo era vender cerca de 1 millón de copias, la cifra -comentan- no ha superado las 50 mil.
Otros que participan con porcentajes menores en la compañía son José Antonio Berríos, de Broota; Cristián Tala, de El Ecosistema Startup y los hermanos Lorenzo y Natalia Antillo. Con fichas algo más grandes está la familia de Víctor Hugo Puchi, que tiene poco más del 5%; León Navarro, también con un 5%, y Amarena, family office de Patricia Angelini.
Cambio de rol
Hubo una carta anterior. El 9 de julio. “No era muy clara, decía que por primera vez en 12 años, Karün no pudo pagar los sueldos”, relata una persona que recibió el correo. “Y se proponía una ronda de inversión”. Días después Kimber hizo una llamada donde explicaba de qué se trataba la ronda. “Nos dejó a todos plop”, dice uno de ellos. Pedía US$ 3,5 millones y detallaba el plan para alcanzar la rentabilidad. Antes, habría esbozado la posibilidad de levantar US$ 10 millones. Pero no encontró agua en la piscina.
Los más chicos prefirieron confiar la decisión en los grandes accionistas, para quienes la posibilidad de dejar caer a la empresa es más dura. “Nosotros estamos dispuestos a ir en la medida que ellos vayan”, dice uno de ellos. Y añade: “Para mí es un riesgo seguir abriendo conversaciones".
Quienes han compartido con Kimber, relatan que esta semana estuvo con fiebre. De todas formas ha estado tiempo completo en reuniones tratando de llegar a un nuevo acuerdo. Dicen que se ha mostrado resolutivo y abierto a hacer todos los cambios necesarios.
Hace un poco más de un mes señaló a DF MAS “estoy súper abierto a cambiar mi rol (de CEO)”. Eso sí, poco influye lo que él quiere: tiene cerca del 2% de la compañía.
Adiós oficina
La fórmula que hasta el cierre de esta edición se barajaba es suscribir un aumento de capital por US$ 2 millones, equivalente al 32% de la compañía. Eso, para sobrevivir un año con la promesa de ser rentables en ese plazo.
Una de las medidas para disminuir los gastos fijos de la firma fue desprenderse de su icónica oficina frente al lago Llanquihue, una casa comercial en el centro de Puerto Varas con 394 metros cuadrados distribuidos en tres pisos. Tiene un valor de $ 7,5 millones mensuales y está disponible para arriendo.
Cercanos a los Lería Luksic aseguran que Wildsur -que entró a Karün en 2018- apoyará la empresa en la ronda y que ha participado activamente en el diseño de un plan estratégico hacia el futuro. Pero aún faltaría conseguir otros apoyos para lograr humo blanco: “Para que Karün supere el momento actual, se hace imprescindible que se levante el 100% del capital requerido, y eso aún no se concreta”, señaló una fuente.
El crédito a BTG
Hace poco más de un mes, Karün terminó de pagar un crédito que tenía con BTG por US$ 2 millones, que habría sido garantizado por Amarena, el family office de Patricia Angelini, dueña de un porcentaje menor de la compañía. Desde el banco de inversión aseguran: “Nuestro fondo BTG Pactual Venture Debt le otorgó un crédito a Karün a mediados de 2022. El objetivo de ese crédito era apoyar, dentro de lo que nuestro mandato contempla, el crecimiento que estaban experimentando diversos proyectos de la empresa, y es un crédito que se pagó completamente según la estructura que se acordó con Karün. Nuestra experiencia como acreedores fue positiva y siempre directa”.