Punto de partida
La historia de dos ex boinas negras del ejército que crearon una startup de logística
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Cambiaron las armas y paracaídas por camiones y software. José Cristián Cortés (CEO) y Juan Eduardo Valenzuela (COO) se conocieron en 1992, cuando ambos formaban parte del Ejército de Chile. Cortés se retiró de la institución después de haber sido boina negra y, a los 24 años, ingresó a estudiar ingeniería comercial en la Universidad de los Andes. Valenzuela, por su parte, sirvió durante 25 años.
Valenzuela comenzó como infante y estuvo en un regimiento de montaña, donde su principal función era proteger las fronteras. Luego se unió a la Escuela de Paracaidismo, donde se convirtió en instructor. Allí aprendió a optimizar recursos y espacios, siendo la logística fundamental para complementar las misiones.
En 2007, formó parte del equipo que colaboró con el ejército holandés en misiones de paz en Bosnia Herzegovina. Durante ese tiempo, su jefe, un general suizo, lo animó a comenzar a estudiar matemáticas. Valenzuela llegó a Santiago y se matriculó como ingeniero en el ejército. Realizó la carrera en la Universidad de Santiago sin abandonar las fuerzas armadas, y luego obtuvo un MBA en la Universidad Diego Portales. Además, fue profesor de Economía Internacional en la Academia Politécnica Militar y en 2016 dejó la vida militar para pasar al ámbito civil.
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Cortés combinó su carrera con emprendimientos y cargos ejecutivos. Fue director comercial de Lexmark (impresoras) y gerente general de ZimVie (equipos médicos). Mientras trabajaba en esta última empresa, Valenzuela se acercó a él en busca de ayuda para dar un giro comercial a un modelo matemático que había desarrollado.
Valenzuela, mientras trabajaba en una empresa que ofrecía servicios de almacenamiento y gestión de combustibles líquidos, se dio cuenta de que había formas de optimizar los espacios, pero no podía lograrlo mediante el uso de Excel o herramientas básicas. Fue entonces, mientras realizaba su tesis de magíster en 2010, cuando escuchó por primera vez hablar de las redes neuronales -método de la inteligencia artificial que enseña a las computadoras a procesar datos inspirándose en el cerebro humano-, y las aplicó en el laboratorio de sólidos de la Universidad de Chile.
Desde ese momento, la idea de esta tecnología se mantuvo en su mente.
Nace Tet4D
En esos años Cortés había seguido una carrera corporativa y había tenido un par de emprendimientos. Conoció a Ignacio Canals (fundador de Galgo y Lemontech), quien le recomendó buscar un socio que fuera experto en su campo mientras él se especializaba en el suyo. Además, en ese momento, Cortés estaba desarrollando un emprendimiento relacionado con hardware, y Canals le dijo: “Estás en el mundo del software, y el hardware es vender pescado podrido, porque básicamente tiene márgenes muy bajos”.
Esta frase resonó en el exalumno de la Universidad de los Andes, y decidió emprender junto a su compañero del ejército. Valenzuela ya tenía los modelos matemáticos desarrollados que permitían una mejor logística, enfocados principalmente en la optimización del espacio en los camiones y la eficiencia de las rutas de despacho.
Contrataron un equipo de desarrolladores, pero les costó lograr lo que buscaban, ya que en algunos casos creyeron que, al ser ingenieros informáticos de prestigiosas universidades, serían buenos, pero no resultó así. Finalmente, con el equipo adecuado, lograron desarrollar un producto listo para ser comercializado.
¿Qué hacen?
Inicialmente, llamaron al software “Tetris”, como el juego, pero debido a problemas de marca, lo cambiaron a Tet4D, haciendo alusión a trabajar en las dimensiones de altura, longitud, anchura y tiempo.
Su producto consiste en un software que permite a las empresas aprovechar al máximo el espacio en los camiones, con el objetivo de mejorar la eficiencia tanto para los transportistas como para ellos mismos. El plan es combinar la optimización de rutas y de espacios, además de mejorar toda la ruta, afirma el CEO.
A mediados del año pasado, salieron al mercado y lograron dos clientes. En lo que va de este año, ya tienen seis más y han facturado lo mismo que en todo 2022. Esperan alcanzar los 600 mil dólares para finales de año.
El negocio de la empresa se basa en un modelo matemático con un código propio y patentado, que permite diseñar y organizar procesos de logística y transporte de manera ágil y eficiente, a través de un sistema de inteligencia artificial. Según los fundadores, esto permite a sus clientes ahorrar hasta un 25% en gastos operativos.
Premios en España y Francia
Una de las ventajas de haber sido entrenados en el ejército, destacan los fundadores, es la disciplina. Han trabajado desde las 6 am hasta altas horas de la madrugada durante el último año, y su formación militar les ha permitido mantener este ritmo y equilibrarlo con su vida familiar.
Gracias a esta metodología lograron su primer hito: el financiamiento de $220 millones a través del fondo de startup científico de Corfo. Luego, postularon al programa Thropeé Startup en Francia, donde ganaron un financiamiento de $ 400 millones del fondo Choose Paris, lo que les permitió abrir operaciones en ese país. Recientemente, también recibieron reconocimientos por parte de Startup Eurolé, en España.
En total, han obtenido financiamiento de aproximadamente $ 1.200 millones, tanto de capital público como privado, y actualmente cuentan con un equipo de 11 personas trabajando. Aseguran que la pandemia ha generado un auge en las startups de última milla, pero “existe una zona gris que no se ha abordado correctamente, que es el cálculo preciso de cómo se debe cargar el camión. La última milla es sólo el punto final que culmina este cálculo. Por lo tanto, somos mucho más que eso”, prometen.